Por: Raúl Antonio Aldana Otero
¿Son imprescindibles las Asambleas Departamentales?

Las Asambleas Departamentales han sido un pilar de la organización territorial en Colombia, cumpliendo funciones de desarrollo de normas superiores y de control sobre los gobernadores. Sin embargo, su eliminación ha sido planteada en múltiples ocasiones debido a preocupaciones sobre su eficiencia, costos administrativos y el real impacto que tienen en la descentralización. La pregunta es: ¿realmente son indispensables, o podemos pensar en un modelo alternativo más ágil y participativo?
¿Por qué eliminar las Asambleas Departamentales?
Uno de los principales argumentos en contra de las Asambleas Departamentales es su alto costo en relación con sus resultados. Muchas veces, estas corporaciones terminan siendo percibidas como espacios burocráticos con poca incidencia en la toma de decisiones estratégicas. Además, su capacidad de ejercer control político sobre los gobernadores es limitada, lo que ha llevado a que en muchos casos sean vistas como órganos ineficaces o incluso cooptados por los mismos grupos de poder que deberían supervisar.
Por otro lado, la descentralización no necesariamente depende de la existencia de estas corporaciones. Lo importante es garantizar que los departamentos mantengan autonomía en su gestión sin que esto signifique un exceso de burocracia. En este sentido, la eliminación de las Asambleas podría ser viable siempre que se diseñe un modelo que mantenga el equilibrio entre autonomía territorial, control político y participación ciudadana.
Un modelo alternativo: más participación, menos burocracia
Si se decide eliminar las Asambleas Departamentales, sería fundamental implementar un sistema que garantice representación local y supervisión efectiva de los gobernadores. Algunas propuestas que podrían sustituirlas incluyen:
1. Consejos Regionales de Representación
En lugar de diputados departamentales, estos consejos estarían integrados por alcaldes o delegados municipales, asegurando que las decisiones reflejen las necesidades de cada municipio. Su función principal sería aprobar planes de desarrollo y ejercer control político sobre el gobernador, pero sin la carga burocrática de una asamblea tradicional.
2. Fortalecimiento del control ciudadano y auditorías independientes
La creación de un Consejo Departamental de Participación Ciudadana permitiría que líderes sociales, empresarios y expertos supervisen la gestión del gobernador. Además, reforzar la presencia de la Contraloría y la Procuraduría en los territorios garantizaría un control más riguroso sobre el manejo de recursos públicos.
3. Más autonomía para los Concejos Municipales
Algunas funciones de las Asambleas Departamentales podrían transferirse a los Concejos Municipales, permitiendo que los municipios tomen un rol más activo en la planificación y ejecución de proyectos regionales. Reuniones intermunicipales entre concejales de diferentes municipios podrían facilitar la coordinación de decisiones a nivel departamental.
4. Referendos y consultas populares departamentales
Para decisiones clave, como planes de desarrollo o reformas fiscales, se podría recurrir a votaciones ciudadanas, garantizando una mayor participación y transparencia en la toma de decisiones.
5. Supervisión del Congreso
La creación de una Comisión de Asuntos Regionales en el Congreso permitiría evaluar la gestión de los gobernadores sin necesidad de un órgano intermedio como las Asambleas Departamentales. Esto reduciría la burocracia sin comprometer la supervisión de la administración departamental.
¿Un sistema más eficiente?
Un modelo basado en estas propuestas tendría varias ventajas:
1. Menos burocracia y costos administrativos, eliminando una estructura que en muchos casos no genera un impacto significativo.
2. Mayor participación ciudadana, al incluir mecanismos como consultas populares y consejos de representación con actores locales.
3. Un control político más eficiente, con auditorías más fuertes y una supervisión directa desde los municipios y el Congreso.
Si bien la eliminación de las Asambleas Departamentales es un tema polémico, es evidente que el actual modelo tiene fallas que requieren una reforma profunda. Lo importante no es simplemente desmontarlas, sino asegurar que la autonomía departamental y el control político se mantengan mediante mecanismos más modernos y efectivos. La pregunta que queda es si el país está preparado para dar este paso hacia un modelo de gobernanza más ágil y participativo.
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