En la madrugada de hoy, un poderoso terremoto de magnitud 7.6 estremeció el noroeste de Birmania (Myanmar), causando estragos en varias ciudades y dejando una huella de destrucción que se extendió hasta Tailandia y China. El epicentro del sismo se localizó cerca de Mandalay, una de las principales ciudades birmanas, y se registró a una profundidad de 10 kilómetros, según informes preliminares.
En Mandalay, numerosos edificios colapsaron, incluyendo un monasterio donde se reporta que al menos 20 niños quedaron atrapados. En la ciudad de Sagaing, un puente se hundió completamente, mientras que en Rangún, la capital del país, se evacuaron edificios por temor a réplicas. En Tailandia, el impacto del sismo se sintió con fuerza en Bangkok, donde un edificio en construcción colapsó, dejando a decenas de trabajadores atrapados. Las autoridades locales han suspendido temporalmente los servicios de metro y tren ligero como medida de precaución.
Equipos de rescate trabajan incansablemente para localizar sobrevivientes entre los escombros, mientras que las autoridades han emitido alertas sobre posibles réplicas. En Birmania, la situación se agrava debido a la limitada infraestructura de protección civil, debilitada por conflictos internos. En Tailandia, se han activado protocolos de evacuación en áreas urbanas y rurales.
Birmania se encuentra en una zona de alta actividad tectónica, donde la interacción entre las placas del subcontinente indio y la euroasiática genera frecuentes terremotos. Este evento es uno de los más fuertes registrados en años recientes, destacando la necesidad de fortalecer los sistemas de respuesta ante desastres en la región.
La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de esta emergencia, mientras se espera que las cifras de víctimas y daños materiales aumenten en las próximas horas. Este terremoto subraya la importancia de la cooperación regional para enfrentar los desafíos que plantea la actividad sísmica en Asia.
