Para los amantes del avistamiento de aves, la ruta del San Jorge ofrece una parada obligada en Ayapel.
Desde el nudo del Paramillo a la Bahía de Cispatá: Esta es la ruta de Semana Santa en Córdoba

Comenzó la Semana Santa y el plan es quedarse en Córdoba, por eso en LARAZÓN.CO hicimos una ruta especial para la Semana Mayor. Arranca tu peregrinaje de Semana Santa en el corazón del Parque Nacional Natural Paramillo y el alto Sinú, donde senderos selváticos y miradores panorámicos conectan al viajero con una de las reservas de bosque más extensas de Colombia. Aquí, en plena transición entre la montaña y el trópico, podrás recorrer antiguas trochas, andar por fincas mieleras o cacaoteras y, si tienes suerte, avistar aves endémicas antes de continuar tu ruta hacia el norte.
A menos de dos horas en carretera, Ciénaga de Oro te espera con su Semana Santa declarada Patrimonio Cultural de Córdoba. Procesiones de fe, música de tambores y una rica oferta gastronómica, desde dulces típicos hasta el famoso “bocachico”, dan vida a un pueblo que fusiona devoción y tradición en cada calle .
El siguiente alto es Santa Cruz de Lorica, uno de los Pueblos Patrimonio de Colombia. Su trazado colonial, balcones de madera y el primer Festival del Pastel de Arroz te invitan a descubrir cinco experiencias turísticas, que van desde paseos en lancha por el río Sinú hasta recorridos por talleres de artesanía local. No te pierdas los desfiles de Semana Santa y las muestras de bordados tradicionales.
Para los amantes del avistamiento de aves, la ruta del San Jorge ofrece una parada obligada en Ayapel, donde caminatas guiadas al amanecer revelan especies migratorias y residentes en la ciénaga homónima. Organizaciones locales brindan salidas seguras, con guías especializados que te acercan al canto del martín pescador y al majestuoso martín pescador de alas negras.
Desde allí, asciende por la vía del Alto Sinú, un corredor de montañas cubiertas de bosque húmedo y café de altura. Senderismo y observación de aves en fincas comunitarias te permiten conectar con el paisaje mientras apoyas proyectos de conservación y turismo sostenible.
Al llegar a la zona costanera, prepárate para el sol y la arena en San Bernardo del Viento, famoso por sus playas vírgenes y aguas cálidas. Un paseo en lancha hasta las islas del archipiélago de San Bernardo te regala arenas blancas y snorkel en arrecifes cercanos.
Más al norte, Moñitos despliega su encanto rural: festivales folclóricos, gastronomía de mariscos y el tradicional Festival del Camarón. Aquí puedes vivir el ritmo del currulao y el porro en cada esquina.
Tu gran final llega en Puerto Escondido, un tesoro por descubrir con playas de suave oleaje y hostales frente al mar. Conviértelo en tu base para explorar manglares y descansar bajo la brisa caribeña.
Y por último, la Bahía de Cispatá, en San Antero, donde el mar Caribe se mezcla con ciénagas de agua dulce. Rutas entre manglares y playas solitarias te conectan con un paisaje único que culmina esta ruta de fe, cultura y naturaleza
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