El jardinero de los campeones de la Serie Mundial ha incurrido en un acto que no ha sido bien visto por algunos aficionados (y compañeros) Leer
Es una regla no escrita -que en algunos casos sí queda estipulada por los equipos– que los jugadores profesionales en cualquier deporte están obligados a guardar un comportamiento ejemplar dentro y fuera del campo, ya que son ejemplo para la sociedad, en tanto personajes públicos cuyas acciones tienen repercusión inmediata, sobre todo en la gran cantidad de niños que los siguen.
En medio de ese predicamento se encuentra el jugador de los Dodgers de Los Ángeles, Kiké Hernández, quien recientemente hizo gala de una pieza de vestuario que podrá estar muy a la moda, pero que deja mucho qué desear en términos de gusto. Y no, no es exageración.
El problema es que la corrección política no puede decirle a ningún jugador qué usar y qué no, sobre todo si no se encuentra dentro del campo desempeñando su labor, pero en las Ligas Mayores existen antecedentes sobre la corrección extrema que en algún momento prohibió a los jugadores de los Yankees dejarse crecer el vello facial, porque a George Steinbrenner le molestaba.
Y si eso no fuera suficiente para causar un problema, al hecho se sumó que supuestamente un jugador de la plantilla se quejó directamente con el manager Dave Roberts por la gorra que Hernández lució durante su viaje a Philadelphia para la serie de tres juegos contra los Phillies.
Aunque la cuenta parodia de Talkin’ Baseball soltó el rumor, no dio a conocer el nombre del quejoso, que muchos afirman es Freddie Freeman, quien se habría preocupado luego de que uno de sus hijos le preguntara el significado de la imagen que estaba al frente de la gorra de su compañero Hernández en la que se ve a un esqueleto metiendo el cráneo en un trasero, y la frase «encantador de culos» al pie.
Por supuesto que la imagen es de una incorrección política enorme, y portar una prenda de vestir en público con esa imagen, también lo es, pues su solo uso ya es contestatario, pero eso no basta para ejercer censura en su contra, salvo si las reglas dentro del equipo lo prohíben. Quizás por esa razón es que cuando se dio cuenta que la imagen fue ‘blureada’ con Photoshop por el equipo de social media de los Dodgers, Kiké Hernández reventó en contra de ese acto, y en lugar de tratarlo en privado con la dirigencia de su equipo, decidió comentarlo abiertamente en Instagram: «Es una falta de respeto que mi gorra haya sido retocada con Photoshop«.
La polémica está servida, y a la libertad de expresión se contrapone la calidad de los mensajes de los entes públicos que son los deportistas profesionales. ¿Lo entenderá Kiké Hernández o sólo se emberrinchará con una posición irreflexiva cuando tiene todo en contra? ¿Es un asunto de índole moral o de simples perspectivas?
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