La tumba está vacía: religión y turismo

Por: Mario Sánchez Entre los callejones de piedra antigua y la devoción inquebrantable de millones de creyentes, se alza uno de los sitios más emblemáticos del cristianismo: la Iglesia del Santo Sepulcro. Construida en el siglo IV por orden del emperador Constantino, este templo se levanta sobre el lugar que, según la tradición, fue escenario …
El cargo La tumba está vacía: religión y turismo apareció primero en Chicanoticias Noticias Líder en Montería, Córdoba y Colombia.

Por: Mario Sánchez

Publicidad

Entre los callejones de piedra antigua y la devoción inquebrantable de millones de creyentes, se alza uno de los sitios más emblemáticos del cristianismo: la Iglesia del Santo Sepulcro. Construida en el siglo IV por orden del emperador Constantino, este templo se levanta sobre el lugar que, según la tradición, fue escenario de la crucifixión, sepultura y resurrección de Jesús de Nazaret.

Jesús fue sepultado en una tumba nueva, excavada en la roca, propiedad de José de Arimatea, un miembro del Sanedrín (Consejo Judío) que simpatizaba con su causa. Esta tumba, situada cerca del Gólgota, el lugar de su ejecución, permanece hasta hoy como un símbolo central de la fe cristiana. Sin embargo, y pese al fervor que despierta, la tumba está vacía. No se han hallado restos humanos verificables ni evidencia científica concluyente que pueda atribuirse al cuerpo del hijo de María y José.

La ausencia de restos físicos de Jesús marca una diferencia profunda con otros líderes espirituales de la historia. Por ejemplo, Mahoma, el profeta fundador del islam, fue enterrado en Medina (Arabia Saudita), y su tumba en la Mezquita del Profeta es hoy uno de los sitios más sagrados del islam. Por otro lado, Buda (Siddhartha Gautama) fue incinerado en Kushinagar (India), y sus cenizas fueron divididas y veneradas en múltiples estupas (estructuras arquitectónicas – monumentos religiosos)  distribuidas por Asia.

Publicidad

Más allá de su presencia física, las figuras de estos líderes han modelado culturas enteras. Jesús, a diferencia de Buda o Mahoma, afirmó ser Dios encarnado, una declaración que lo distingue teológicamente. Su mensaje se centra en la salvación eterna y el Reino de Dios, mientras que Buda predicó el camino hacia la iluminación y el cese del sufrimiento (Nirvana), y Mahoma enfatizó la obediencia a Dios (Alá) como vía al paraíso.

El cristianismo continúa siendo la religión con mayor número de seguidores en el mundo. En datos de 2024, se estima que existen más de 2.600 millones de cristianos, lo que representa un 32% de la población mundial. La Iglesia católica la más tradicional y con mayor peso institucional, alcanza los 1.406 millones de fieles, mientras que denominaciones evangélicas y pentecostales siguen creciendo con fuerza.

El islam ocupa el segundo lugar, con más de 1.800 millones de creyentes (25% de la población mundial). El budismo también mantiene una influencia significativa, entre 500 y 520 millones de fieles (alrededor del 9%).

Otras religiones con fuerte presencia global incluyen el hinduismo, con más de 1.100 millones de seguidores, y el judaísmo, con cerca de 14 millones.

Publicidad

El turismo religioso, es una forma de viaje cuya motivación principal es visitar sitios de relevancia espiritual, ya sea por razones de fe, devoción o búsqueda interior. Más allá de su dimensión religiosa, este tipo de turismo también abarca aspectos culturales, históricos y sociales, ya que muchos de estos lugares son patrimonio de la humanidad y reflejan siglos de tradición, arte y encuentro entre civilizaciones.

Para el cristianismo la peregrinación más conocida es a Jerusalén, donde se encuentran importantes lugares de la vida de Jesús, como el Santo Sepulcro. Y, le sigue La Meca (Hajj) como pilar de fe del islam.

La tumba vacía de Jesús no solo es un símbolo de esperanza para millones de creyentes, también es un motor económico para Jerusalén. La Iglesia del Santo Sepulcro recibe más de un millón de visitantes al año, entre peregrinos, turistas y estudiosos de todas las denominaciones cristianas y culturas.

Antes de la pandemia, el turismo religioso generaba ingresos superiores a los 7.5 mil millones de dólares anuales en Israel, siendo el cristianismo el principal impulsor. Con la crisis del Coronavirus, las visitas se redujeron drásticamente, y los ingresos cayeron a 2.6 mil millones en 2020. Sin embargo, en los últimos años se ha observado una recuperación incesante.

Publicidad

El impacto económico no solo se refleja en los números, el turismo religioso ha sido clave en la generación de empleo, la expansión de la infraestructura urbana y la promoción intercultural. Desde hoteles hasta pequeños negocios familiares, miles de personas dependen del flujo constante de quienes buscan, en Jerusalén, algo más que historia.

El misterio en torno a la sepultura de Jesús sigue despertando la fe, la controversia y la curiosidad académica. Para los creyentes, la ausencia de restos físicos no debilita el relato, sino que lo fortalece: la tumba vacía es el símbolo más potente de la resurrección, el corazón del mensaje cristiano.

Mientras tanto, Jerusalén continúa siendo no solo una ciudad santa, sino también un epicentro de diálogo interreligioso, cultura viva y memoria espiritual. Entre el silencio de la piedra y las oraciones en múltiples idiomas, la tumba vacía sigue hablando y es potencia mundial del turismo religioso.

Tras su resurrección, Jesús se manifestó en al menos diez ocasiones distintas, según relatan los Evangelios y el libro de los Hechos. Estas apariciones ocurrieron en diversos lugares, dirigidas a diferentes personas, y con propósitos claros, consolar, confirmar su resurrección y dar indicaciones a sus seguidores.

Publicidad

Se apareció a María Magdalena, a las mujeres que visitaron el sepulcro, a los discípulos reunidos sin Tomás, y luego nuevamente con Tomás presente, así como a dos discípulos en el camino a Emaús y a otros junto al mar de Galilea. Una de las manifestaciones más impactantes fue la que tuvo lugar en el camino a Damasco, donde Jesús, no en forma corporal sino como una voz y una luz deslumbrante, se le reveló a Pablo (Hechos 9:3–6), quien en ese momento era uno de los más feroces perseguidores de cristianos.

El acaudalado miembro del Consejo Judío, José de Arimatea, jamás pensó que aquél acto de bondad ante el autoproclamado hijo de Dios o Rey de los Judíos como le llamarían otros, se convertiría en la prueba más fehaciente de la fe cristiana y el lugar de mayor peregrinación en la historia de la humanidad. Arimatea, hombre justo, piadoso y creyente de las enseñanzas del nazareno, fue canonizado por “Aclamación Popular” o en términos más eclesiales, canonizado de forma “Precongregacional”, en los primeros siglos de la Iglesia Católica, debido a su valentía de pedir el cuerpo de Jesús a Pilato y darle sepultura en su propia tumba. Hoy debería ser llamado “Patrono del Turismo Religioso”.

Todos los líderes religiosos y espirituales del mundo, yacen en sus tumbas o sus restos mortales fueron encontrados en algún lugar, pero la tumba de Jesús está vacía. En un acto de fe ha resucitado como lo dicen las escrituras sagradas, en un acto de razón, la ciencia no ha podido contradecir esa tesis a pesar de los innumerables estudios arqueológicos y antropológicos, simplemente, porque la tumba está y seguirá vacía.

¡Ha resucitado… y yo lo creo!

Publicidad

Buen viento, buena mar, felices pascuas

¿Le resultó útil este artículo?
Lee también:
Publicidad

  


¿Tienes historias sobre Montería?

Comparte tus experiencias o perspectivas únicas en forma de historias y forma parte de nuestra narrativa, únete a nuestro equipo de creadores de contenido y contribuye a dar forma nuestra cultura raizal.