Nueva salida en falso del ministro Guillermo Alfonso Jaramillo genera indignación nacional
Guillermo Alfonso Jaramillo, ministro de Salud, vuelve a protagonizar una polémica por su comportamiento agresivo y lenguaje vulgar, esta vez durante una visita oficial al hospital de Puerto Gaitán, en el departamento del Meta. En medio de una situación tensa en el centro asistencial, el alto funcionario insultó a una trabajadora del hospital en un acto que fue captado en video y rápidamente se hizo viral en redes sociales.
“Ojalá se enfermara aquí y no tuviera familia, hijueputa, y la mandaran para Villavicencio o Bogotá”, le gritó Jaramillo a la funcionaria, en una muestra de absoluto irrespeto, abuso de poder y falta de profesionalismo. Su actitud desbordada no solo dejó perplejos a quienes presenciaron el hecho, sino que ha encendido la indignación a nivel nacional.
Este no es un hecho aislado. Jaramillo tiene un historial de comportamientos ofensivos y salidas groseras. Cuando fue alcalde de Ibagué, insultó a la Fiscalía General de la Nación llamándola “puta” en el marco de una disputa por un predio. A pesar de su investidura y responsabilidades, parece incapaz de contener su temperamento o de actuar con el respeto que exige su cargo.
Hipocresía desde el Gobierno Petro
El incidente cobra especial gravedad porque ocurre en un momento en que el Gobierno Nacional impulsa una consulta popular supuestamente destinada a “proteger los derechos de los trabajadores”. Sin embargo, mientras se promueven estos ideales desde los discursos oficiales, uno de sus principales representantes actúa con total desprecio hacia una trabajadora del sector salud, en un entorno que exige precisamente empatía, liderazgo y respeto.
Silencio cómplice del Ministerio de Salud
Tras el escándalo, el Ministerio de Salud publicó un comunicado que evita por completo referirse al comportamiento del ministro. En lugar de rechazar la conducta del funcionario, el pronunciamiento se limitó a justificar la visita al hospital, señalando que se detectó con preocupación que muchos pacientes estaban siendo remitidos a Villavicencio innecesariamente, lo que pone en riesgo vidas y satura el sistema.
“El Ministerio trabaja con decisión en el fortalecimiento del primer nivel de atención del hospital, con el fin de garantizar la prestación oportuna de servicios en el municipio y evitar traslados innecesarios”, indicó el comunicado.
El silencio frente al insulto del ministro no solo es una omisión grave, sino una señal de permisividad institucional ante el abuso verbal y el maltrato laboral.
Una figura cada vez más cuestionada
Lo ocurrido en Puerto Gaitán agrava la ya deteriorada imagen del ministro Jaramillo, cuya permanencia en el cargo es ahora más cuestionada que nunca. Su reiterado desprecio por las formas, su irrespeto hacia las instituciones y su tendencia al insulto contrastan brutalmente con las responsabilidades que le fueron encomendadas. Para muchos, su comportamiento no es solo indignante, sino incompatible con la dignidad de un servidor público.
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