Este martes 13 de mayo falleció a los 89 años José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay entre 2010 y 2015 y una de las figuras políticas más singulares y admiradas de América Latina. El exmandatario murió tras enfrentar una dura batalla contra el cáncer, dejando tras de sí un legado político y humano que trascendió fronteras.
Exguerrillero tupamaro y preso político durante la dictadura uruguaya, Mujica dedicó más de medio siglo a la vida pública. Su paso por la presidencia estuvo marcado por reformas sociales de gran impacto, como la legalización del matrimonio igualitario, la despenalización del aborto y la regulación estatal del mercado de marihuana, medidas que colocaron a Uruguay en el centro del debate internacional sobre derechos civiles.
Más allá de sus políticas, Mujica fue admirado globalmente por su estilo de vida austero y su discurso enfocado en la empatía, la felicidad y la justicia social. Donaba la mayor parte de su salario y vivía en su humilde chacra junto a su esposa, la exsenadora Lucía Topolansky. Su coherencia entre palabra y acción lo convirtió en un referente ético incluso para sectores alejados de su ideología. Su muerte deja un vacío en la política latinoamericana, pero su legado perdurará como símbolo de integridad, humildad y compromiso con los más vulnerables.
