El ministro del Interior, Armando Benedetti, llegó este jueves visiblemente molesto a la Cumbre de la Liga de Alcaldes del Caribe, celebrada en el Club Campestre de Montería, y lo hizo en medio de una nueva tormenta política.
A su ingreso, y tras la dura derrota que sufrió el Gobierno en el Congreso con el hundimiento de la consulta popular, Benedetti lanzó una advertencia cargada de tono vulgar y hostil dirigida a la exministra de Justicia, Ángela María Buitrago: “Bien denunciada, la voy a joder”, dijo el funcionario frente a testigos, dejando claro su malestar con las recientes acusaciones en su contra.
La exministra, quien renunció en las últimas horas, reveló públicamente que Benedetti, junto con Angie Rodríguez, funcionaria del DAPRE, la presionaron mediante mensajes y llamadas para realizar nombramientos de personas recomendadas por congresistas petristas en cargos de alto nivel dentro del Ministerio de Justicia.
La respuesta de Benedetti no solo fue verbal. Horas después, el ministro presentó una denuncia por injuria y calumnia contra Buitrago, lo que muchos han interpretado como un intento de devolver el golpe político. “Ahora los pájaros le tiran a las escopetas”, comentaron fuentes cercanas al caso, refiriéndose al inesperado giro en el que es el ministro quien termina denunciando a la exministra, y no al revés, como se esperaba tras las revelaciones hechas en medios.
El episodio vuelve a poner en el centro del debate los recurrentes señalamientos sobre el comportamiento de Benedetti, quien ya ha sido denunciado anteriormente por maltrato verbal contra mujeres, tanto en escenarios políticos como personales.
Además, el escándalo estalla justo después del hundimiento de la consulta popular promovida por el gobierno Petro, lo que representa una derrota estratégica para su agenda legislativa y una fractura interna en el gabinete.
Por ahora, ni el presidente Gustavo Petro ni la Presidencia se han pronunciado oficialmente sobre la nueva controversia, mientras crece el rechazo público hacia la actitud del ministro, especialmente por el lenguaje empleado en medio de una coyuntura que exige altura política y respeto institucional.
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