El asesinato de Carla Smith Pineda Blanco, una joven enfermera de 27 años, ha conmocionado al departamento de Córdoba y encendido una nueva alerta sobre la violencia que afecta a mujeres trabajadoras en la región. La profesional de la salud fue baleada el pasado lunes festivo, 2 de junio, mientras se movilizaba en motocicleta por el sector Las Cruces, entre los corregimientos de Carrillo y Puerto Nuevo, en zona rural del municipio de San Pelayo.
Según testigos, los agresores se desplazaban en otra motocicleta y le dispararon sin previo aviso, acabando con su vida de forma inmediata. Carla, oriunda del corregimiento de Berástegui (Ciénaga de Oro), trabajaba en la Clínica La Esperanza de Montería y residía en Cereté. Era reconocida por su compromiso profesional y calidad humana en el trato con sus pacientes.
El crimen ha generado una ola de indignación. Familiares, amigos, colegas del sector salud y ciudadanos del departamento han alzado su voz pidiendo que el caso no quede en la impunidad. En redes sociales, su hermana expresó el dolor que embarga a la familia y exigió justicia: “Carla no era mala, no tenía problemas con nadie. Le arrebataron la vida de forma trágica. Solo pido que esto no quede en la impunidad”.
En respuesta a la presión social, la Policía Metropolitana de Montería, en coordinación con la Fiscalía General de la Nación, anunció una ofensiva investigativa para esclarecer el caso. Las autoridades ofrecieron una recompensa de 20 millones de pesos a quien brinde información veraz que permita identificar y capturar a los responsables materiales e intelectuales del homicidio.
“Ni una mujer más asesinada”, escribió su hermana, quien también pidió a la ciudadanía compartir la información y colaborar con las investigaciones. “Quien tenga algo contundente o sepa de algo, por favor comuníquelo para ayudar a que se esclarezca este hecho”.
Mientras avanzan las pesquisas, en Berástegui, Cereté y gran parte del departamento se multiplican los homenajes a Carla, una mujer que, según quienes la conocieron, vivía para servir y no merecía un final tan violento. Su familia insiste en que su nombre no debe engrosar la lista de víctimas olvidadas. Exigen justicia, memoria y dignidad para su legado.
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