Mancuso y otros 16 exparamilitares renuncian a gestoría de paz por conflictos con Otty Patiño

Los excombatientes suspenden sus funciones tras denunciar incumplimientos del Alto Comisionado para la Paz y acusar sabotaje interno en el proceso de reconciliación.
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Dieciséis excomandantes paramilitares, entre ellos Salvatore Mancuso, decidieron suspender su rol como gestores de paz debido a graves diferencias con el Alto Comisionado para la Paz, Otty Patiño, y su equipo de trabajo. La decisión compromete directamente la política de Paz Total del presidente Gustavo Petro.

Los exjefes de las Autodefensas Campesinas de Colombia comunicaron su renuncia mediante una carta dirigida al mandatario, donde denuncian “incumplimientos reiterados” por parte de la Oficina del Consejero Comisionado para la Paz. El grupo incluye figuras clave en las negociaciones con grupos armados ilegales.

Mancuso ya había advertido sobre la existencia de un “enemigo interno” que boicotea al presidente y sabotea la paz total. El primero de junio, el exjefe paramilitar expresó su respaldo a los esfuerzos de reconciliación de Petro, pero criticó las trabas internas en el proceso.

Los gestores acusan específicamente a Patiño, María Paz Lara y Álvaro Jiménez —jefe negociador con el Clan del Golfo— de convertir sus designaciones en “gestos meramente simbólicos”. Aseguran que la oficina nunca tuvo “intención ni compromiso real” para materializar sus funciones.

En la misiva, los exparamilitares denuncian “dilaciones sistemáticas”, “falta de transparencia” e “insubordinación frente a órdenes presidenciales directas”. Argumentan que estos comportamientos minaron la confianza necesaria para ejercer sus gestorías “de forma eficiente y digna”.

El presidente Petro designó a estos excomandantes como gestores de paz mediante la resolución 453 del 8 de noviembre de 2024, apenas siete meses antes de esta crisis. La medida buscaba aprovechar su influencia sobre estructuras armadas ilegales para facilitar procesos de sometimiento y desarme.

Esta ruptura representa un golpe significativo para las negociaciones con el Clan del Golfo y otros grupos, donde la mediación de los exparamilitares resultaba fundamental.

  


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