El expelotero y héroe del Fenway Park arremete contra la directiva y contra los jugadores que se dejan dominar Leer
El escándalo que ha retumbado en la MLB en los últimos días es la salida de Rafael Devers de Boston Red Sox para huir hasta la costa Oeste con San Francisco Giants. Después de algunas inconformidades con la gerencia en los primeros meses del año, la relación quedó «agrietada», la cual se le puso fin este mismo en junio de 2025, después de ocho años de haber portado la franela de Boston.
Cuando Rafael Devers se marchó y la directiva de Red Sox se hizo la inocente, el exjugador y ganador de la Serie Mundial, David Ortiz, no se quedó callado, sino que pronunció un veredicto contundente que fue preciso: «
Tu peor enemigo, tu ego.
Cuando habla alguna leyenda de la MLB, los aficionados escuchan y trata de seguir sus palabras. En ocasiones, las franquicias se deshacen de jugadores como si fuera una «venta de garage», donde en vez de mantener estables el pitcheo y bateo, oprimen el botón de «reset» para iniciar de cero.
La salida del bateador dominicano no fue por una situación económica para hacer espacio para futuras contrataciones. Simplemente no se adaptó con la llegada de sus nuevos compañeros y prefirió mantener una postura pasiva, indiferente y sin la pasión por los aficionados del Feway Park. Para «Big Papi», la salida de Rafael Devers es un ejemplo para el resto de los jugadores: «Los jugadores deben saber que nadie es indispensable. Hay que ser inteligentes para comprender la situación,». Pero esto no se dirige solo al jugador.
Desde Mookie Betts hasta Xander Bogaerts, la directiva de los Red Sox se ha estado deshaciendo de estrellas como si fuera un autosabotaje, pero Big Papi le recuerda a la próxima generación que no son los egos los que levantan banderas, sino la responsabilidad. Reflexiona sobre sus propias batallas con la directiva de los Red Sox, momentos de tensión y egos heridos. Sin embargo, dijo, «era lo suficientemente maduro para comprender y guardar sus ideas en secreto.»
En una ciudad donde las decepciones en el béisbol se están volviendo una tradición, los Red Sox acaban de añadir un nuevo capítulo. Y no, este no llegó con un desfile. La directiva no puede repetir la gloria de 2018 cuando vencieron a Los Angeles Dodgers en la Serie Mundial. Rafael Devers se ha ido, el rostro fiel de una era que se desvanece, e incluso Mookie Betts -sí, ese Mookie Betts- tuvo que hacer una pausa para procesar la locura del dugout rival.
El traspaso de Devers rememoró al instante el de Betts en 2020: contundente y duradero. Ambos eran estrellas de franquicia, de la cantera y muy queridos, traspasados a cambio de prospectos y espacio en la nómina. Devers tenía un contrato de una década; Betts estaba cerca de convertirse en agente libre. En cualquier caso, los Red Sox se deshicieron de otra pieza de su alma de 2018.
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