Montería vive el emprendimiento: fuerza local que florece

Por: Alex Ortega En Montería el emprendimiento dejó de ser una simple tendencia. Hoy es una necesidad. No solo porque mucha gente quiere independizarse o cumplir un sueño, sino porque para muchos emprender es la única opción frente a la falta de empleo formal. Lo que hace unos años era solo una idea que sonaba
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Por: Alex Ortega

En Montería el emprendimiento dejó de ser una simple tendencia. Hoy es una necesidad. No solo porque mucha gente quiere independizarse o cumplir un sueño, sino porque para muchos emprender es la única opción frente a la falta de empleo formal. Lo que hace unos años era solo una idea que sonaba bien en conferencias motivacionales, hoy se está consolidando como una fuerza real que mueve la economía local y transforma vidas. Y aunque aún falta mucho camino por recorrer, es evidente que en el último año ha habido un cambio. La ciudad ha empezado a tomarse en serio a quienes construyen negocios desde cero, muchas veces con más ganas que recursos.

La Alcaldía de Montería ha tenido un papel clave en este proceso. No es perfecto, pero hay que reconocer que el respaldo institucional ha crecido. Por ejemplo, en agosto de 2024 se realizó la feria «Montería Vive y Emprende Conecta», donde participaron más de 190 emprendedores. El evento no solo generó ventas por más de 170 millones de pesos, sino que impulsó más de 500 empleos directos. Más allá de las cifras, lo que se vivió en ese espacio fue un reflejo del talento que hay en los barrios, en las casas, en las calles. Emprendedores que muchas veces pasan desapercibidos tuvieron la oportunidad de mostrar lo que hacen, venderlo y validarlo. Y eso tiene un valor enorme.

Otro evento importante fue el Festival del Dulce y las Artesanías realizado en abril de 2025. Participaron 128 emprendimientos, muchos de ellos liderados por mujeres de tradición, y se generaron más de mil millones de pesos en ventas. Lo que parecía una feria cultural resultó ser un motor económico que puso en evidencia el poder de lo hecho en casa. No solo se trató de dulces, tejidos y productos típicos, sino de historias de vida que encontraron una oportunidad para crecer y sostenerse.

Además de los eventos, hay que mencionar las acciones de formación. La Alcaldía, en alianza con la Universidad EAFIT y la plataforma On.going, lanzó un programa para capacitar a 200 emprendedores de la ciudad. Allí no solo recibieron conocimientos, también mentoría, acompañamiento y conexiones que les permiten pensar más allá de la feria. Emprender no es solo vender, también es aprender a escalar, a sostenerse, a competir. Y ese tipo de formación empieza a cerrar brechas que durante años han limitado a quienes tienen ideas, pero no herramientas.

También se entregaron apoyos económicos a través del Fondo Emprender. En enero de 2025 se asignaron más de tres mil millones de pesos a 47 iniciativas locales. Más del 70 % de esos recursos fueron para mujeres, muchas de ellas cabeza de hogar. Ese tipo de inversión no solo reactiva pequeños negocios. También genera empleo, mejora el ingreso de familias y activa sectores que a veces no son visibles pero que tienen un impacto enorme en la economía de la ciudad.

Ahora bien, todo esto es positivo, pero también hay que decir las cosas como son. Aún hay emprendedores que no logran entrar a estos programas. Muchos sienten que participar en las ferias sigue siendo complicado. Algunos no tienen los papeles en regla, otros no tienen cómo pagar un stand o simplemente no conocen los procesos. A eso se suma que muchos eventos terminan siendo vitrinas temporales sin un seguimiento real. Después de la feria viene el silencio. Y ahí es donde muchos se caen.

También está el tema digital. Aunque Montería ha avanzado, muchos emprendedores siguen vendiendo solo de forma presencial. No tienen redes sociales activas, no manejan pagos digitales y mucho menos conocen herramientas como tiendas virtuales o estrategias de posicionamiento. Si queremos un ecosistema emprendedor más sólido, necesitamos una formación más práctica, menos discursos y más acompañamiento real en el día a día.

A pesar de todo eso, hay algo que no se puede negar. Montería está viviendo un momento especial. En cada esquina hay alguien vendiendo algo. Desde la señora que cocina en su casa hasta el joven que diseña ropa urbana. Emprender ya no es solo una salida, también se está convirtiendo en una forma de vivir. Y cuando desde la institucionalidad se reconoce ese esfuerzo y se acompaña con recursos, formación y vitrinas, se empieza a construir algo más grande que un negocio: se construye ciudad.

No se trata de aplaudir todo ni de quedarse solo con lo bueno. Se trata de ver el avance con ojos críticos y con ganas de mejorar. Porque lo que hoy se está haciendo bien, mañana puede hacerse mejor. Lo importante es que ya hay señales claras de que se está apostando por quienes trabajan desde abajo. Lo hecho a mano, lo producido en casa, lo que nace en el barrio, también tiene valor. Y si se fortalece, puede convertirse en uno de los motores más sólidos de la economía local.

Montería necesita seguir creyendo en su gente. Apostarle a sus ideas, a sus talentos y a su esfuerzo. El emprendimiento no es una moda ni una estrategia de campaña. Es una herramienta de transformación que, bien usada, puede cambiar la historia de muchas familias. Y si de verdad queremos ver crecer esta ciudad, hay que mirar menos hacia afuera y apoyar más lo que está naciendo aquí, entre nosotros. Porque cuando un emprendedor crece, no solo gana él. Gana su familia, su comunidad y su ciudad entera.

  


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