Pete Alonso rompió el récord de jonrones de los Mets y dejó claro que quiere quedarse, pero su mensaje podría elevar el costo de su próximo contrato. Leer
El slugger de los Mets, Pete Alonso, acaba de hacer historia al superar el récord de jonrones de Darryl Strawberry, y lo hizo en tiempo récord.
Pero más allá del logro deportivo, sus declaraciones sobre el futuro han encendido las alarmas en la gerencia del equipo, que podría enfrentar una negociación millonaria.
Con su jonrón número 253, Alonso se convirtió en el máximo jonronero en la historia de los Mets, logrando la hazaña en solo 965 juegos, 144 menos que Strawberry. Su temporada ha sido brillante: .272 de promedio, 28 HR y 99 RBI.
Tras romper el récord, Alonso fue claro: «Ser un Met de por vida sería increíble«. Expresó gratitud por la organización, los fans y sus compañeros. Pero también dejó entrever que su continuidad depende de las decisiones del equipo: «Si eligen ir en otra dirección, lo entenderé«.
El invierno pasado, Alonso firmó un contrato puente de 2 años y $54 millones tras negociaciones difíciles con el dueño Steve Cohen, quien calificó el proceso como «más agotador que el de Juan Soto«. Su agente, Scott Boras, presentó propuestas que el equipo consideró desbalanceadas.
Aunque Alonso quiere quedarse, el presidente de operaciones David Stearns ha mostrado interés en alternativas como Munetaka Murakami, el «Aaron Judge japonés». Su viaje a Japón durante el récord de Alonso fue interpretado como una señal fría y calculada.
Según Spotrac, el valor proyectado de Alonso podría alcanzar los $179 millones por seis años, superando el contrato de Freddie Freeman. Analistas creen que el precio será alto y que los Mets podrían no igualar ofertas de otros equipos.
El ex-GM Zack Scott opinó que Alonso podría no envejecer bien como jugador de poder, y que sería prudente no comprometerse a largo plazo. «Es inevitable que decline«, dijo, sugiriendo cautela en la inversión.
Alonso ha sido consistente, carismático y productivo. Su deseo de quedarse es genuino, pero el negocio del béisbol es implacable. Los Mets deben decidir si apuestan por su ídolo o si buscan una nueva cara para liderar el futuro.
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