En medio de un cabildo abierto convocado por el propio presidente Gustavo Petro en el Paseo Bolívar de Barranquilla, el activista político y supuesto líder religioso Alfredo Saade desató una tormenta política tras un incendiario discurso en el que instó a la reelección del mandatario y propuso cerrar el Congreso de la República.
“En el Congreso durante años se han robado la plata de los pobres. Presidente, escuche a su pueblo, cierre el Congreso de la República. El pueblo está de acuerdo con que el presidente sea reelegido”, exclamó Saade frente a una multitud simpatizante del Gobierno.
La intervención se produjo tras el fracaso de la consulta popular impulsada por el Ejecutivo, que fue rechazada la semana pasada en el Senado. El cabildo popular buscaba capitalizar políticamente ese revés legislativo y movilizar apoyo popular para las reformas impulsadas por Petro.
Pero las declaraciones de Saade, conocido por su tono agresivo y su fervor petrista, desataron una fuerte reacción desde diversos sectores, especialmente dentro de la comunidad cristiana, que cuestiona su legitimidad como líder religioso.
La Confederación Evangélica de Colombia (CEDECOL), máxima autoridad que agrupa a miles de iglesias en el país, emitió un pronunciamiento desmintiendo cualquier vínculo institucional con Saade. “El señor Alfredo Saade no está afiliado a ninguna iglesia cristiana reconocida por nuestra confederación”, aclaró la entidad.
Jonathan Silva, reconocido líder cristiano, fue más allá: “El señor Saade es un falso pastor. CEDECOL no certifica que tenga una iglesia afiliada. Es un mentiroso que se ha hecho rico usando el nombre de Dios y sirviendo intereses políticos”.
Las declaraciones de Saade han generado rechazo incluso entre simpatizantes del gobierno, quienes ven con preocupación el llamado a cerrar una de las ramas del poder público, en lo que consideran un retroceso democrático. Analistas advierten que este tipo de discursos radicales, lejos de sumar apoyos, profundizan la polarización política y dañan la imagen de un gobierno que ya enfrenta fuertes tensiones institucionales.
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