La figura de David Barguil Assis, excandidato presidencial y uno de los referentes del Partido Conservador en Córdoba, generó durante años una alta expectativa en el escenario político regional y nacional. Su posible retorno al Senado para las elecciones legislativas de 2026 era una ficha esperada por muchos en el ‘barguilismo’. Sin embargo, su decisión de no aspirar nuevamente ha dejado un vacío difícil de llenar y muchas dudas sobre el futuro del grupo político que lidera.
A este retiro se suma el de Liliana Bitar, quien tampoco buscará la reelección al Senado. En el caso de Barguil, su salida estaría influenciada por un proceso pendiente en la Corte Suprema de Justicia, relacionado con presuntas gestiones indebidas en contrataciones en la Alcaldía de Galeras (Sucre) entre 2017 y 2018, lo que ha generado inquietud sobre una posible decisión adversa por parte del alto tribunal.
Aunque el propio Barguil no ha confirmado ni desmentido oficialmente su retiro, desde su círculo cercano se da por hecho que su primo, Nicolás Barguil Cubillos —actual representante a la Cámara—, sería el llamado a asumir la candidatura al Senado. Sin embargo, su postulación no despierta entusiasmo. Incluso dentro del mismo grupo político conservador hay resistencias. Muchos lo ven como un ‘tractor varado y sin mecánico’: un aspirante que no convence ni en imagen ni en proyección, y que carga con el peso del apellido sin haber construido una fuerza propia.
En este escenario, también resurge el nombre de Salin Ghisays Martínez como fórmula para la Cámara de Representantes. Empresario y varias veces candidato a la Alcaldía de Montería, Ghisays es una figura que busca consolidarse en medio de la reconfiguración conservadora.
Mientras tanto, David Barguil sigue teniendo una influencia relevante en el departamento de Córdoba, con apoyos locales importantes. No obstante, ha perdido terreno dentro del Partido Conservador frente a figuras emergentes como Marcos Daniel Pineda y Wadith Manzur. Se especula incluso con una posible aspiración presidencial o participación en una consulta interpartidista, aunque nada de esto ha sido confirmado.
En resumen, el futuro del barguilismo está en juego. La salida de David Barguil del Senado abre una disputa interna y plantea serias dudas sobre si su reemplazo podrá sostener el peso de su legado político o si será el inicio del ocaso de un liderazgo que, por años, fue dominante en la región.
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