Deepfakes y posverdad: el rostro del engaño digital

Hace unas semanas, una anaconda gigante apareció recorriendo el Amazonas. O al menos eso creímos. El video era impactante: una criatura descomunal deslizándose por la selva húmeda. Se compartió miles de veces y se comentó como una revelación. Pero no era cierto. No había serpiente ni selva: todo fue generado por inteligencia artificial. Un montaje …
El cargo Deepfakes y posverdad: el rostro del engaño digital apareció primero en Chicanoticias Noticias Líder en Montería, Córdoba y Colombia.

Hace unas semanas, una anaconda gigante apareció recorriendo el Amazonas. O al menos eso creímos. El video era impactante: una criatura descomunal deslizándose por la selva húmeda. Se compartió miles de veces y se comentó como una revelación. Pero no era cierto. No había serpiente ni selva: todo fue generado por inteligencia artificial. Un montaje perfecto que se viralizó como verdad.

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En Montería, el alcalde Hugo Kerguelén denunció recientemente la circulación de audios falsos que imitaban su voz mediante IA, atribuyéndole declaraciones que nunca pronunció. Aunque lo desmintió, el efecto ya se había producido. La desinformación, como siempre, llegó primero.

A nivel global circulan noticias y videos sobre un supuesto “Papa León XIV”, quien —según una portada falsa del New York Times— habría fundado una zona anarquista en Seattle. El propio diario desmintió la imagen y confirmó que era un montaje. A esto se suman videos manipulados, audios falsos y perfiles que suplantan cuentas oficiales del jerarca. Todo diseñado para parecer real.

Bienvenidos a la era del deepfake y la posverdad. La primera, una tecnología capaz de fabricar rostros, voces y escenas con fidelidad inquietante; la segunda, una cultura donde los hechos importan menos que las emociones o creencias. Juntas crean un escenario donde la línea entre lo real y lo falso se desvanece, y donde el riesgo de vivir desinformados, manipulados o simplemente confundidos crece con cada conexión a una red social.

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Desde la academia tenemos el reto de formar comunicadores capaces de identificar trampas narrativas, verificar fuentes y ejercer la información como un acto responsable y ético. En tiempos donde la desinformación circula más rápido que la verdad, Claire Wardle, experta en alfabetización mediática y cofundadora de First Draft, advierte que esta “se propaga cuando las emociones superan al pensamiento crítico”. Ese es nuestro verdadero desafío: recuperar la comunicación como antídoto frente al engaño.

Gabriel García Márquez dijo que “la mejor noticia no es siempre la que se da primero, sino muchas veces la que se da mejor”, y esa sigue siendo una brújula ética. Desde las aulas y el oficio, debemos blindar esta profesión con criterio y verdad, esa misma que a veces viene pixelada, disfrazada de meme o enterrada entre filtros. Sin ella, no hay comunicación: hay ruido. Y ante el ruido, necesitamos comunicadores que vean más allá de la apariencia.

Y quienes leen esto también tienen una tarea: sospechar, contrastar, no tragarse entero lo que desliza en sus pantallas. La verdad sigue importando, aunque hoy se esconda mejor.

  


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