Tras dos días de intensas conversaciones en Londres, representantes de Estados Unidos y China anunciaron un acuerdo preliminar que establece un marco general para resolver disputas comerciales entre ambas potencias. El encuentro, realizado en Lancaster House, marca un avance significativo en el proceso de distensión iniciado en Ginebra hace un mes.
Acuerdo entre ambos países
El acuerdo, que será revisado por los presidentes Joe Biden y Xi Jinping, incluye compromisos clave como la mejora de las condiciones de exportación de tierras raras por parte de China, insumos esenciales para industrias estratégicas como la automotriz, de semiconductores y aeroespacial. Washington ha cuestionado en varias ocasiones las restricciones impuestas por Pekín en este sector.
Además, el marco preliminar contempla la extensión de la tregua arancelaria pactada previamente. Estados Unidos redujo sus aranceles del 145 % al 30 %, mientras que China disminuyó los suyos del 125 % al 10 %, por un periodo inicial de 90 días. Estas medidas buscan facilitar el flujo comercial y dar espacio a negociaciones más amplias.
No obstante, persisten diferencias importantes. Desde la Casa Blanca, el asesor económico Kevin Hassett afirmó que el ritmo de exportaciones chinas sigue siendo insuficiente para cubrir la demanda de empresas estadounidenses. Al mismo tiempo, China ha solicitado a EE. UU. reconsiderar sus controles sobre productos tecnológicos, sin recibir aún una respuesta formal.
El presidente Trump celebró el resultado de la reunión calificándolo como “muy positivo” y destacó que el acuerdo también contempla beneficios adicionales para estudiantes chinos en territorio estadounidense. Analistas advierten que, aunque se avanza en aspectos técnicos, la competencia por el liderazgo económico global continúa definiendo la relación entre las dos superpotencias.
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