Radamel Falcao García no necesita presentación. Es un ídolo querido en todos los rincones del país. El que despierta admiración no solo entre los hinchas de Millonarios, sino en Colombia entera. El goleador histórico de la Selección. El caballero del fútbol. Un grande entre los grandes. Me atrevo a decir, el mejor número 9 que …
El cargo Falcao, el humano apareció primero en Chicanoticias Noticias Líder en Montería, Córdoba y Colombia.
Falcao, el humano

Radamel Falcao García no necesita presentación. Es un ídolo querido en todos los rincones del país. El que despierta admiración no solo entre los hinchas de Millonarios, sino en Colombia entera. El goleador histórico de la Selección. El caballero del fútbol. Un grande entre los grandes. Me atrevo a decir, el mejor número 9 que ha parido este país.
Por eso sorprendió verlo explotar esta semana tras la eliminación de su equipo frente a Santa Fe. En la rueda de prensa, “El Tigre” soltó su furia con palabras de grueso calibre. Tan fuerte fue el desahogo, que dejó a todos boquiabiertos en el auditorio… y al final lo aplaudieron, tal vez no encontraron otro remedio.
Ese día no habló el personaje público, habló el hombre dolido. El que soñaba con jugar una final en su tierra y sintió que se la arrebataron. Como dijo mi amigo y colega Edgardo Lorduy: “bienvenido al fútbol colombiano, Tigre”. Un torneo con encanto popular, sí, pero también con arbitrajes irregulares, dirigencias cuestionadas, barras violentas, y un VAR que ha fallado con Millonarios, con muchos otros equipos y seguirá fallando si no se ajusta ya, con rigor y transparencia.
Y como si fuera poco, es un fútbol donde algunos jóvenes, apenas firman un contrato, se sienten dioses. Miran por encima del hombro, desprecian al rival, creen que no deben respeto. Cuánto tienen que aprender de ti, Falcao. Porque malos referentes también sobran en el deporte colombiano.
Pero no te caigamos encima, ídolo. No por haberte mostrado humano. En un país donde los referentes políticos, sociales y espirituales decepcionan con frecuencia, los deportistas como tú terminan siendo faros. No porque se les imponga, sino porque han sido coherentes, limpios y grandes.
Este no es el ejemplo ideal, y este texto no pretende justificarlo. Tampoco era la postal que soñábamos para el cierre de la historia de Falcao en el balompié criollo. Pero sí es un recordatorio necesario: incluso los más grandes tienen derecho a flaquear. Falcao no dejó de ser Falcao por una calentura. Solo nos mostró, con la sinceridad de la rabia, que debajo de la leyenda también late un ser humano.
¡Viva Colombia, viva Falcao!
Jefe de programa de Comunicación Social – Unisinú
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