Gobierno Nacional sigue ausente mientras el crimen cobra más vidas en las regiones
Murió Adaluz Pérez Santana, víctima de un sicario tras negativa de su empleador a pagar extorsión.
Una joven trabajadora fue asesinada en Barranquilla mientras el Gobierno de Gustavo Petro y su Ministerio de Defensa siguen sin dar respuestas reales ni contundentes frente a la ola de inseguridad y extorsión que azota los territorios del país.
Adaluz Pérez Santana, de 27 años, murió en la madrugada de este sábado 12 de julio luego de luchar por su vida desde el pasado jueves, cuando un sicario le disparó en la cabeza mientras atendía como cajera en un restaurante en el barrio La Paz. El crimen, atroz y grabado en cámaras de seguridad, es otro reflejo brutal del abandono estatal en zonas dominadas por bandas criminales como Los Costeños.
Este asesinato no fue al azar. Según reportes de las autoridades, el establecimiento para el que trabajaba Adaluz se negó a pagar una exigencia de extorsión, lo que desencadenó el ataque armado. Una reacción mafiosa que evidencia el control que ejercen las estructuras criminales mientras el Estado guarda silencio.
Pese a los múltiples llamados de empresarios, comerciantes y ciudadanos, el Gobierno Nacional ha fracasado en ofrecer garantías mínimas de seguridad. La extorsión, lejos de reducirse, se ha disparado en los últimos años en municipios, corregimientos y barrios populares. Y el Ministerio de Defensa, que debería liderar una ofensiva contra estas estructuras, sigue sin estrategia clara, sin presencia efectiva y sin resultados.
Adaluz, oriunda de Plato (Magdalena), representa a los miles de colombianos expuestos al fuego cruzado entre el crimen organizado y la indiferencia institucional. Fue trasladada al hospital del barrio La Manga y luego remitida a la Clínica Adelita de Char, donde finalmente falleció.
Hoy su familia clama justicia, pero también se une al grito desesperado de todo un país que siente que el Estado les ha dado la espalda. El dolor de una madre, de unos hermanos, de una comunidad, se suma a la creciente indignación nacional por un Gobierno que promete paz, pero no garantiza ni siquiera la vida
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