“Gracias Dios por tenerla conmigo y disfrutar de la manera más bonita de mí. Te amo mi amor, voz me haces feliz. Voy a hacer que Dios nos ayude para echar esto para largo tiempo”. Ese es solo uno de los mensajes que a diario dejaba en Facebook la pareja sentimental de Adriana Tejada Alzate, de 26 años.
Lo que parecía una historia de amor terminó en tragedia. Adriana, una mujer del municipio de Solita, Caquetá, fue asesinada a puñaladas por su expareja, Weimar Urcue, en un ataque de celos que ha conmocionado a la comunidad.
El crimen ocurrió el sábado 22 de febrero en un estadero donde Adriana compartía con amigos. Según testigos, el hombre, quien era el padre de su hijo de 8 años, llegó al lugar visiblemente alterado y la atacó con un arma blanca, causándole heridas mortales.
Familiares y conocidos de la víctima han expresado su dolor y repudio ante el feminicidio. Su padre viajó al lugar
de los hechos para trasladar el cuerpo al municipio de Puerto Leguízamo, Putumayo, donde se le dará cristiana sepultura. En redes sociales, el agresor publicaba mensajes de amor hacia Adriana, lo que evidencia que las demostraciones afectivas no siempre son garantía de respeto, sino que pueden ser una forma de manipulación.
El feminicidio en Colombia es un delito grave que se castiga con penas de entre 250 y 500 meses de prisión. Se configura cuando una mujer es asesinada por su condición de género, en contextos de violencia y discriminación. Este caso es un recordatorio de la urgencia de fortalecer las acciones contra la violencia de género en el país.
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