Durante más de 30 años, Adriana Martínez Dogirama, integrante de la comunidad embera, ha vivido con una carga inesperada: su rostro fue utilizado en el diseño del billete de $10.000, emitido entre 1992 y 1994, sin su consentimiento.
Martínez relata que, cuando tenía 14 años, el antropólogo y fotógrafo Mauricio Pardo Rojas le tomó una fotografía mientras realizaba un estudio en su comunidad. Sin embargo, nunca imaginó que esa imagen terminaría estampada en un billete de circulación nacional.
No fue sino hasta años después, en su matrimonio, que descubrió la verdad. Desde entonces, ha sido objeto de burlas y estigmatización dentro de su comunidad, siendo apodada como el “billete de diez mil”, lo que ha afectado su vida personal y familiar.
Martínez decidió emprender acciones legales contra el Banco de la República, exigiendo una indemnización de 700 millones de pesos por los daños morales y patrimoniales sufridos a lo largo de estas tres décadas.
Pero no es la única en reclamar justicia. El propio Mauricio Pardo, autor de la fotografía, también demandó al Banco por la falta de reconocimiento de su obra.
Tras la polémica que estalló en septiembre de 2024, el Banco de la República ordenó recoger los billetes en cuestión, pero hasta el momento no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre las demandas interpuestas.
Este caso ha abierto el debate sobre el uso de imágenes de comunidades indígenas sin consentimiento y los derechos de autor en la representación cultural dentro del país.
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