El alcalde de Momil, Efrén Puche Carrascal, continúa siendo blanco de severas críticas por parte de la comunidad, que lo acusa de tener en el olvido a un municipio que clama por atención. Su administración, lejos de colmar las expectativas de los momileros, ha dejado en evidencia una preocupante falta de compromiso con el bienestar colectivo.
Uno de los ejemplos más visibles del abandono institucional es el lamentable estado del Parque Central, ubicado frente a la iglesia, donde los juegos infantiles están literalmente cayéndose a pedazos. Lo que debería ser un espacio seguro y de esparcimiento para la niñez, se ha convertido en un foco de inseguridad y riesgo, ante la completa indiferencia del gobierno local.
Es responsabilidad de las administraciones municipales garantizar y adecuar espacios recreativos dignos, donde niños, niñas y jóvenes puedan desarrollarse y disfrutar en condiciones seguras. Sin embargo, en Momil la realidad dista mucho de ese deber: estructuras oxidadas, columpios rotos, bases inestables y zonas verdes abandonadas conforman el triste panorama del principal parque del municipio.
Desde hace meses, el deterioro de este espacio público ha afectado no solo la imagen de Momil, sino también la calidad de vida de sus habitantes, especialmente de los niños y adultos mayores que frecuentaban el lugar. Pese a los reiterados llamados de atención de la comunidad, la administración de Puche Carrascal ha guardado un silencio preocupante y no se vislumbra ninguna acción concreta para recuperar este sitio clave para la vida social del municipio.
La ciudadanía, cansada del abandono, exige al alcalde que cumpla con su función y recupere un espacio que pertenece a todos. Los momileros no solo merecen un parque digno, sino una administración que los escuche y actúe con responsabilidad.
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