Una nueva polémica sacude el escenario político colombiano luego de que El País América revelara audios y testimonios que comprometen al excanciller Álvaro Leyva en un supuesto plan para sacar del poder al presidente Gustavo Petro. La canciller actual, Laura Sarabia, rechazó categóricamente lo sucedido y calificó a Leyva de “ruin y miserable”.
Según la investigación periodística, Leyva sostuvo reuniones hace dos meses en Estados Unidos con asesores cercanos al expresidente Donald Trump, en las que habría solicitado apoyo para un movimiento que buscaba derrocar al actual mandatario colombiano. En uno de los audios divulgados, el excanciller afirma: “Hay que sacar a ese tipo. Ese tipo presidiendo las elecciones… es que, además, el orden público se desbordó. Eso no puede suceder, sino con un gran acuerdo nacional, en donde tiene que estar ELN, los del Clan del Golfo…”
Las revelaciones también incluyen menciones a reuniones con altos perfiles políticos estadounidenses, como el congresista Mario Díaz-Balart, a quien Leyva califica como “un tipo de primera fila”. Leyva habría asegurado tener “todas las herramientas” para ejecutar el plan y sustituir a Petro por la vicepresidenta Francia Márquez.
Frente a esta información, Laura Sarabia se pronunció en su cuenta de X (antes Twitter), donde escribió: “Ruin y miserable. No encuentro mejores palabras para describir a Álvaro Leyva. La ambición desmedida por el poder lo llevó a conspirar contra nuestra institucionalidad. Esto no es solo un ataque contra @petrogustavo, es un atentado contra la democracia misma. El mandato del presidente debe ser respetado y defendido por todos y todas”.
Las declaraciones de Sarabia y la gravedad de los señalamientos han generado un fuerte debate sobre los límites de la oposición política y la protección de la democracia en Colombia. Desde distintos sectores se exige una investigación inmediata para esclarecer el alcance de las reuniones de Leyva y las posibles implicaciones legales que puedan derivarse.
Hasta el momento, Leyva no se ha pronunciado públicamente sobre las acusaciones, pero la polémica amenaza con escalar y afectar de forma directa el panorama político rumbo a las elecciones de 2026.
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