El mundo del arte en Colombia despide a una de sus grandes figuras. La actriz Rosita Alonso falleció este jueves 12 de junio en Bogotá, a los 88 años. Su vida y carrera dejaron una huella profunda en la televisión, el teatro y la formación actoral del país.
Rosita, nacida en Santa Fe, Argentina, en 1937, llegó a Colombia en 1963, en pleno auge de la televisión nacional. Muy pronto encontró su espacio en los escenarios locales, donde desarrolló una carrera que abarcó más de 200 obras teatrales y numerosas producciones televisivas. En 1970 se nacionalizó colombiana y desde entonces fue considerada una figura fundamental en la construcción del arte dramático en el país.
Su primera gran aparición en la pantalla chica fue en “El 0597 está ocupado”, una de las primeras telenovelas producidas en Colombia, basada en un radioteatro argentino. A partir de allí, su presencia se volvió constante en títulos memorables como “Viaje al pasado”, “Estafa de amor”, “El Virrey Solís”, “La espada de papel” y “La rosa de los vientos”, entre muchas otras.
Durante las décadas de 1990 y 2000 mantuvo su vigencia con papeles destacados en telenovelas como “Laura por favor”, “Victoria”, “Dios se lo pague” por la que fue nominada a los Premios TV y Novelas en 1999, “Tabú”, “Los Reyes”, donde interpretó a Mercedes Rubio, y más adelante en “Padres e hijos” y la serie “Sin retorno”.
La Sociedad Colombiana de Gestión de Actores fue la encargada de confirmar la noticia de su fallecimiento a través de un emotivo mensaje en redes sociales:
“Hiciste del escenario tu hogar y de la actuación tu manera de transformar el mundo. Encarnaste mil personajes, maestra de generaciones, pionera de una televisión y un teatro que crecieron contigo”, expresaron.
Hasta el momento, no se han revelado las causas oficiales de su muerte. Sin embargo, desde diferentes sectores del gremio artístico, colegas, directores y seguidores han manifestado su tristeza y admiración por una artista que convirtió su carrera en una escuela viva para nuevas generaciones.
Rosita Alonso no solo actuó en Colombia: ayudó a construir parte de su identidad cultural. Su partida deja un vacío en los escenarios, pero su legado permanece intacto.
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