La vida de Julián Andrés Solórzano de la Hoz, un niño de tan solo 9 años, quien se encuentra gravemente herido tras un accidente de tránsito, el menor necesita una cirugía urgente que podría salvarle la vida, pero la falta de respuesta de la Nueva EPS ha retrasado su traslado a un hospital especializado.
Desde su ingreso al Hospital San Jerónimo de Montería, la madre de Julián, Giselle Lorena de la Hoz, ha librado una incansable batalla para que su hijo reciba la atención médica adecuada. Diagnosticado con pancreatitis, un quiste pancreático y fractura de páncreas, el niño requiere la intervención de un cirujano hepatobiliar pediátrico, un especialista que solo se encuentra en ciudades como Medellín, Barranquilla o Cartagena. Sin embargo, la EPS aún no ha autorizado su remisión a uno de estos centros médicos, poniendo en riesgo su vida.
“Mi hijo necesita una cama, ya sea en piso o en UCI, y el transporte adecuado, ya sea aéreo o terrestre, pero lo único que me dicen es que no hay cama disponible y que debo esperar”, denunció su madre, visiblemente afectada.
El calvario de Julián comenzó el pasado 21 de enero, cuando sufrió un accidente de tránsito y fue atendido inicialmente en la Clínica Casa del Niño. Posteriormente, fue remitido a la Fundación, donde le realizaron una primera cirugía y le dieron de alta el 21 de febrero. Sin embargo, debido a complicaciones en su estado de salud, tuvo que ser ingresado nuevamente al Hospital San Jerónimo, donde permanece sin la atención especializada que necesita.
Lo más alarmante es que, a pesar de su estado crítico, el hospital ha considerado darle el alta, argumentando que no cuenta con los medios para continuar con su tratamiento. Mientras tanto, la Nueva EPS sigue sin gestionar su traslado a una institución con los recursos necesarios.
Desesperada, su madre ha recurrido a diferentes instancias, incluyendo la Secretaría de Salud Departamental, la Defensoría del Pueblo y las oficinas de la EPS, pero hasta el momento no ha recibido ninguna solución concreta.
“Les pido que se pongan la mano en el corazón, mi hijo está en una situación crítica, en lo que podría ser un paseo de la muerte. Ya ha estado en dos clínicas y ahora en este hospital, esperando que un especialista se haga cargo de su operación”, expresó entre lágrimas.
El caso de Julián refleja la crisis del sistema de salud en Colombia, donde la falta de coordinación entre hospitales y EPS deja a cientos de pacientes en una espera angustiante que, en muchos casos, puede ser mortal. Mientras la familia lucha por salvarlo, la pregunta sigue en el aire: ¿Cuántas vidas más deberán estar en riesgo antes de que las autoridades actúen?
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