La Casa de Nariño confirmó que será la vicepresidenta Francia Márquez quien represente al Gobierno nacional en las exequias del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, asesinado en un hecho que ha sacudido a la opinión pública y encendido alarmas sobre la creciente violencia política en el país.
Sin embargo, la decisión del presidente Gustavo Petro de no asistir personalmente a la ceremonia en la Catedral Primada de Bogotá ha sido vista por analistas y sectores políticos como un gesto desafortunado, que envía un mensaje de frialdad en medio de un momento que exige unidad nacional. “La ausencia del Jefe de Estado, en un contexto de alta tensión y hostilidad política, no solo profundiza las divisiones, sino que priva al país de un acto simbólico de reconciliación”, señalaron expertos consultados.
La figura de Miguel Uribe Turbay, opositor del actual Gobierno y activo defensor del debate democrático, convertía su despedida en un momento propicio para que el presidente diera un mensaje de respeto institucional, más allá de las diferencias ideológicas. En cambio, la representación a través de la vicepresidenta ha sido interpretada por algunos sectores como una señal de distanciamiento y falta de empatía ante una tragedia que enluta a la política colombiana.
Mientras tanto, la sociedad civil y líderes de distintas corrientes políticas han insistido en la urgencia de desactivar la polarización, moderar el lenguaje y condenar sin ambigüedades todo acto de violencia contra quienes ejercen la oposición.
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