El Zoológico de Cali confirmó que la tigresa blanca de Bengala, Indira, falleció no solo por el ataque de su hijo Kanú, sino por complicaciones renales que agravaron su estado de salud. El hecho ocurrió el pasado fin de semana y fue presenciado por visitantes, quienes grabaron el momento en que el felino sujetó a su madre por el cuello.
Muerte de Indira
Tras la agresión, el zoológico activó el protocolo de emergencia “código 99 violeta”, con el que logró apartar a Kanú y trasladar a Indira a un área de manejo especial. Allí, el equipo veterinario la sedó, aplicó oxígeno y líquidos intravenosos, y atendió las heridas, que aunque eran profundas, no comprometieron órganos vitales.
En un inicio, la felina mostró signos de recuperación, llegando incluso a levantar la cabeza. Sin embargo, los especialistas detectaron alteraciones bioquímicas que evidenciaron un grave deterioro renal, condición que, sumada a su avanzada edad, complicó el tratamiento y redujo sus posibilidades de sobrevivir.
De manera repentina, Indira sufrió un paro cardiorrespiratorio. Pese a las maniobras de reanimación, los veterinarios no lograron salvarle la vida. La necropsia posterior confirmó que los riñones se encontraban severamente afectados, lo que incidió directamente en su fallecimiento.
La institución lamentó profundamente la pérdida de uno de sus ejemplares más emblemáticos y aseguró que continuará evaluando el caso junto a expertos. No obstante, el episodio ha generado críticas por las condiciones de cautiverio y la convivencia prolongada de grandes felinos en espacios reducidos, factores que podrían haber influido en la tragedia.
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