Terminó la Feria Nacional de la Ganadería, pero el ambiente festivo de Córdoba no se detiene. Montería todavía huele a ganado, a asado, y perdura la emoción de haber vivido la mejor feria de la historia… y sí que lo fue. Más de 300 mil visitantes, hoteles a reventar, ventas que superaron los 60 mil millones, según cifras oficiales. Un verdadero impulso económico, cultural y emocional para el departamento.
Y mientras aún suenan los últimos clarinetes ganaderos, la fiesta apenas comenzaba en otros rincones del territorio. El viernes por la noche, muchos cordobeses se subieron a un bus expreso en la calle 41 con 4ª de Montería, rumbo a San Pelayo, que celebraba la versión 48 del Festival Nacional del Porro. La medianoche los sorprendió en el parque central y, al ritmo de porro tapa’o, palitia’o y fandango, vieron salir el sol con la Gran Banda tocando el himno nacional y “Soy pelayero” en la tarima María Varilla. La alborada fue, una vez más, un canto profundo de identidad.
Esa misma mañana, muchos abordaron un Jeep Willys que cruzó el puente hasta Santa Lucía, en Montería, y de allí continuaron hasta Puerto Escondido, sede de la versión 38 del Festival Nacional del Bullerengue. En la plaza Julia León, entre brisa marina y tambores, se sintió el poder de las cantadoras y el retumbar del bullerengue senta’o, la chalupa y el fandango, al compás de palmas y caderas.
Más tarde, un campero, por una vía bordeada de plátanos y junto al inmenso azul marino, llevó a muchos hasta Moñitos, en plena Fiesta del Mar, con reinado popular, tambora y cazuela de mariscos. Luego, un bus de palito los condujo hasta el corregimiento de Paso Nuevo, en San Bernardo del Viento, para disfrutar del Festival del Cangrejo Azul, tributo a un fruto del mar que alimenta a muchas familias.
De regreso a la terminal de Montería, la ruta siguió hacia el San Jorge, donde Puerto Libertador y Buenavista celebraban sus tradicionales corralejas. Más allá del debate, estas fiestas dinamizan el comercio, activan el empleo informal y fortalecen la vida comunitaria.
Esto sin contar que quienes prefirieron alejarse de la parranda y aman el deporte también encontraron plan: Montería es sede del Campeonato Panamericano de Sóftbol Femenino y de la Copa Esperanzas de Fútbol, eventos que reflejan la apuesta del Departamento por potenciar el turismo desde su diversidad cultural, deportiva y recreativa.
Un puente de cultura viva y movimiento real. En Córdoba, las fiestas no solo encienden la alegría: también ponen a circular dinero, trabajo y esperanza. La cultura ya es economía, y las celebraciones, son una vía tangible de desarrollo regional.
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