Por: Roberth Angulo
En San Antero, mi tierra bella que tanto quiero, algo huele mal. Y no es la brisa de mar ni el calor de mayo. Es la podredumbre que deja la política cuando pierde toda vergüenza. El pasado Festival del Burro costó mil setecientos millones de pesos. De esa cifra escandalosa, $ 857.000.000 ochocientos cincuenta y siete millones salieron del centro del adulto mayor. Sí, del ANCIANATO. De ahí sacaron la plata. Así, sin pudor.
Y no fue precisamente para llevar a los abuelos al desfile. No fue para ofrecerles un almuerzo digno, ni una serenata, ni siquiera una silla plástica para ver pasar la fiesta. Hoy, a cinco (5) meses del 2025, el ANCIANATO está cerrado. Los viejos están tirados. No hay atención médica, no hay comida, no hay un techo. Lo único que hay es abandono. Y una rabia que va creciendo.
¿Quién responde por eso? El bárbaro del alcalde, Dennis Chica, debe explicarle al pueblo y a las autoridades, cómo es posible que sin ASCO se vacíe el corazón social del municipio para inflar presupuesto del festival. ¿Quién le firmó el cheque? ¿Qué funcionario avaló el desfalco? ¿Dónde están los entes de control?
Aquí no se trata de politiquería ni de chismes. Se trata de dignidad. La dignidad de los abuelos, de los que ya trabajaron, de los que merecen vivir sus últimos años con tranquilidad. Se trata de justicia. Porque no se puede aceptar que en este país ser viejo sea sinónimo de olvido.
El alcalde se apropió indebidamente de la plata de los ancianos. Y eso no es solo una falta administrativa: eso es una falta de alma.
Alcalde Dennys Chica, ¿usted de verdad se mamó la plata del año de los ancianos? Porque con los 467 millones que puso la Casa de la Cultura alcanzaba para pagar los artistas del sábado y el domingo. Entonces, ¿los 857 millones del ancianato, qué los hizo? ¿Dónde está esa plata? ¿Dónde la tiene?
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