Lo que comenzó como una valiente reacción comunitaria estuvo a punto de convertirse en una tragedia. En el barrio Villa Cielo, al sur de Montería, tres hombres señalados de atracar a un vendedor ambulante de mecatos fueron detenidos por los propios habitantes, quienes, movidos por la indignación, los amarraron mientras exigían justicia inmediata.
Casi los linchan en Villa Cielo
Los hechos ocurrieron en la mañana del martes, cuando los presuntos delincuentes habrían despojado de sus pertenencias al trabajador informal. El grito de auxilio de la víctima activó la reacción de varios vecinos, que rápidamente acorralaron a los sospechosos. Lo que vino después fue una escena cargada de rabia, impotencia y frustración colectiva por la inseguridad que se ha vuelto recurrente en el sector.
La situación alcanzó un punto crítico cuando la multitud, cada vez más numerosa, empezó a amenazar con tomar la justicia por mano propia. Ante la inminencia de un linchamiento, fue necesario activar al grupo ESMAD de la Policía Metropolitana, que acudió con rapidez para intervenir.
Gracias a la mediación de los uniformados, se logró dispersar a la multitud y trasladar a los señalados a un lugar seguro. “Lo que vivimos fue alarmante. La gente está cansada, pero no podemos permitir que se pierda la vida de nadie, ni siquiera de quienes cometen delitos. La justicia debe seguir su curso legal”, expresó un líder comunitario, aún visiblemente afectado por lo sucedido.
Aunque la comunidad de Villa Cielo manifestó su apoyo a la intervención policial, también fue enfática en su clamor por una mayor presencia de las autoridades y acciones estructurales contra la delincuencia. “Nos están robando todos los días, en la tienda, en la esquina, a los niños, a los abuelos. Ya no hay paciencia. Por eso reaccionamos así, pero también sabemos que no podemos caer en la violencia”, dijo una habitante del barrio.
Este hecho deja en evidencia el delicado equilibrio entre el desespero ciudadano frente al crimen y la necesidad de preservar el estado de derecho. También lanza una advertencia: la falta de resultados en materia de seguridad está empujando a la gente a reaccionar por su cuenta, con el riesgo de que las emociones deriven en tragedia.
Desde la Policía se hizo un llamado a mantener la calma y permitir que las autoridades hagan su trabajo. Por su parte, defensores de derechos humanos reiteraron que ningún delito justifica el uso de la fuerza por fuera del marco legal y que la justicia por mano propia abre heridas difíciles de cerrar.
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