La tragedia de Amalfi evidencia el fracaso de la “paz total” de Petro
El atentado que acabó con la vida de varios policías en Amalfi, Antioquia, vuelve a desnudar las graves falencias de la llamada política de “paz total” del presidente Gustavo Petro. Mientras desde el Gobierno se insiste en acuerdos y diálogos con los grupos armados, en los territorios la realidad es otra: las comunidades y la fuerza pública siguen siendo blanco de la violencia.
En la vereda El Toro, los uniformados fueron víctimas de una emboscada cuidadosamente planeada. Los explosivos, enterrados con antelación en la colina donde los policías habían tomado posición, fueron detonados justo cuando se disponían a abordar el helicóptero en medio de un operativo de erradicación manual de coca. Un ataque que demuestra el control territorial y la capacidad bélica que aún conservan estas estructuras criminales.
El presidente Petro, a través de redes sociales, se limitó a describir la mecánica del atentado, señalando que la elección del terreno no fue casual y que este tipo de ataques ya se había presentado en años anteriores. Sin embargo, la explicación técnica del mandatario poco consuela a las familias de los policías asesinados, ni responde a la pregunta de fondo: ¿por qué, después de más de dos años de “paz total”, los grupos ilegales siguen actuando con total impunidad y fortaleciendo su poder en regiones como el Bajo Cauca?
En lugar de resultados concretos, la política de diálogo con actores armados ha derivado en mayor inseguridad. La disputa por los cultivos ilícitos continúa dejando un reguero de víctimas y, en este caso, fueron precisamente quienes luchaban por erradicar la coca los que terminaron pagando con su vida.
La tragedia de Amalfi no solo enluta a la Policía Nacional, sino que deja en evidencia la fragilidad de la estrategia de Petro, cuestionada cada vez más por su falta de resultados y por la creciente expansión de la violencia en el país.
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