¿Cuánto cuesta tu silencio?

Por: Felipe Sánchez Iregui
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¿Alguna vez has tenido una opinión y al ver que nadie más la compartía, decidiste tragártela como si fuera un mal sabor de boca?  Como cuando  decimos en el argot popular que hay que tragarnos ese sapo. ¿Has escrito un comentario, lo has leído tres veces, y luego, con el corazón acelerado, lo borraste antes de pulsar “publicar”?

Si tu respuesta es sí, entonces te doy la bienvenida a la espiral del silencio, ese fenómeno invisible que no suena, no pide permiso, pero está moldeando nuestras voces, nuestras redes, y hasta nuestra democracia. Y lo hace en silencio… porque todos estamos callando al mismo tiempo.

las personas tienden a callar cuando creen que su opinión está en minoría, por miedo al rechazo social. Mientras más ruido hacen los que gritan, más se encogen los que dudan. Y así, el silencio se vuelve contagioso.

Pero esto no pasaba solo en las asambleas de barrio o en las cenas familiares incómodas. Hoy, la espiral vive en tu timeline. En el thread. En el grupo de WhatsApp de tus primos. En el hilo de X donde todos aplauden lo mismo… y tú, con el dedo sobre la pantalla, sientes un nudo en el estómago. ¿Qué es la espiral del silencio? fue la socióloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann quien en los años 80 describió este fenómeno, pero por ahora no me detendré en temas técnicos o más allá de dar el crédito que merece la autora del concepto.

El precio del silencio: ¿Qué perdemos cuando no hablamos?

No es solo una cuestión de “opinar o no opinar”. Es más profundo. Cada vez que callamos, pagamos un precio:

  • Perdemos matices. El mundo no es blanco o negro, pero en redes, todo se reduce a likes y cancelaciones. ¿Dónde quedan las dudas, las contradicciones, las ideas en proceso?
  • Perdemos pluralidad. Si solo los más radicales hablan, ¿quién representa a los que piensan distinto, pero con cuidado? ¿Quién defiende lo incómodo, lo complejo, lo que requiere escucha?
  • Perdemos confianza. Empezamos a creer que estamos solos en lo que pensamos. Y cuando creemos que estamos solos, dejamos de creer en nosotros.

¿Cuántas veces has pensado: “¿En serio todos piensan así?” y luego descubriste, en una conversación íntima, que no?

Pero no todo está perdido  te mostraré el diagnostico, pero también los tips para superar esta tendencia del silencio. No caigas en la autocensura, aquí te explicamos comoclick aquí

*Conexión Consciente nace con un objetivo claro: inspirar a las personas a reflexionar sobre cómo utilizan las redes sociales y fomentar un uso más responsable, empático y positivo del entorno digital.    No se trata de desconectarnos, sino de conectarnos mejor: con nosotros mismos, con los demás y con el impacto que generamos con cada publicación, comentario o like.

Se trata de usar las redes no solo para mostrar, sino también para escuchar. No solo para consumir, sino para contribuir, transformando el espacio digital en un lugar más humano, respetuoso y constructivo.

Conexión consciente es una iniciativa de Felipe Sánchez Iregui a la que se suma este medio en su compromiso con la comunidad y dentro de su política de responsabilidad social*

Sobre el autor: Abogado, con maestría en leyes de la universidad de Queensland (Australia), quien fue jefe de comunicaciones y prensa de la Registraduría nacional del estado civil, director jurídico del diario el tiempo y creador y director del observatorio de redes de la Universidad Sergio arboleda. Asesor y conferencista internacional en temas de redes y comunicación.

  


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