La fe aún hace tendencia

Orlando Benítez Quintero*

Desde que murió el papa Francisco, el mundo ha vuelto la mirada a Roma como si no existieran Netflix, Instagram, TikTok ni otra tendencia capaz de competir con la más antigua de las transmisiones globales: la del humo blanco y el habemus papam. La elección de León XIV ha confirmado que, en medio de la saturación de contenidos, hay símbolos —y voces— que todavía aglutinan masas.

La cobertura mediática del cónclave fue descomunal: más de 56 idiomas en la transmisión oficial del funeral de Francisco, 40 mil personas en la plaza de San Pedro y millones conectados desde sus pantallas en todo el mundo. En redes sociales, los hashtags #HabemusPapam y #LeónXIV se ubicaron esta semana entre los más comentados a nivel global. Solo en TikTok, los videos relacionados con la elección del nuevo Papa superaron los 200 millones de visualizaciones en menos de 48 horas, según datos de Social Blade. La Iglesia, tan antigua como las catedrales que la sostienen, sigue teniendo eco en los algoritmos del presente.

Este fenómeno revela la vigencia del liderazgo simbólico. Como afirmó el experto en comunicación religiosa José Gabriel Vera, “la figura del Papa conserva una autoridad moral que trasciende el ámbito religioso”. En esta ‘era líquida’ en la que todo es transitorio, fugaz y desechable, la figura del Papa se impone como un ancla de sentido en medio del vértigo.

León XIV, nacido en Chicago y formado pastoralmente en Perú, encarna la globalización de la fe y el rostro humano de la Iglesia. Su primer mensaje fue claro: “La humanidad necesita luz… tender puentes y buscar la paz con todos”. No son palabras de ocasión, son urgencias, especialmente en países como el nuestro, donde una nueva ola de violencia pretende imponerse como destino.

Desde Córdoba —una región que ha resistido todo tipo de violencias—, no resulta menor que una figura como el Papa convoque a hablar de perdón, de no temerle a la verdad ni al diálogo.

Prevost, antes de ser Papa, usó activamente Twitter (hoy X) para expresar su voz frente a temas sociales, ambientales y de justicia. Su experiencia indica que este será un papado conversacional, cercano, consciente del valor de cada palabra, también en lo digital.

León XIV quizá intuye que las grandes transformaciones empiezan por el lenguaje, y que, en un mundo saturado de pantallas, likes y titulares efímeros, los medios —y lo digital— también son canales para sembrar esperanza. Porque, sí: la fe aún hace tendencia.

*Jefe del programa de Comunicación Social – Unisinú

  


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