Por: Ana Carolina Buitrago
The post Mi gran enemiga first appeared on LARAZÓN.CO.
Mi gran enemiga

Hace poco estuve en un evento especial de mi iglesia donde el lema era: “Decido ser feliz”. Curiosamente, me entrevistaron y me hicieron una pregunta que me dejó pensativa:
¿Qué te impide ser feliz?
En ese instante, me quedé en blanco. No supe qué responder.
¿Tú lo has analizado alguna vez? ¿Qué te impide ser feliz?
Frente a la cámara, terminé respondiendo algo como: “Nada me impide ser feliz”. Y puede que tú pienses: No pues, tan sobrada ella, pero déjame contarte por qué dije eso. Hace tiempo conocí a Jesús. Hace tiempo entendí que la vida es un proceso, y que Dios todo lo hace para mi bien. Por eso, cuando las dificultades, la impotencia, el fracaso o la necesidad aparecen en mi vida, incluso con dolor, creo firmemente que algo mejor está por venir.
Sin embargo, sí. Hay momentos en los que la felicidad no llega, y no por culpa de las circunstancias, sino por causa propia. Porque hay días en los que, sabiendo perfectamente qué debemos hacer, elegimos no avanzar. Nos quedamos inmóviles, postergando el proceso, dejando que la pereza o el desánimo nos ganen la batalla. Nos autosaboteamos… y luego nos preguntamos por qué lo mejor no llega.
Entonces, ¿qué me ha impedido ser feliz?
Ser mi propia enemiga.
Cuando decidí creer que podía controlarlo todo.
Cuando pensé que no necesitaba ayuda.
Cuando cerré mis oídos a los consejos de mi mamá, de mis hermanas, de mis mejores amigas, pensando que me juzgarían.
Cuando me aferré a la idea de que todo dependía de mí, dándole más poder a mis pensamientos llenos de orgullo y terquedad.
Sí, todo eso me impidió ser feliz.
Pero gracias a Dios, entendí que puedo volver a soñar.
Que tengo derecho a sanar, a reírme otra vez.
Que puedo ver lo bello, incluso en lo más pequeño.
Y que tengo motivos para ser agradecida, no solo por lo que vivo hoy, sino también por lo que un día me dolió y me hizo más fuerte para enfrentar lo que me desafía hoy.
Dejemos el pasado donde debe estar: atrás.
Vivamos el presente con las bendiciones de hoy y la esperanza firme de que Dios siempre sabe lo que hace, que Él nos cuida, y que ante cada prueba… siempre hay una salida en victoria.
Porque donde tú ves una hoja en blanco,
Dios ya diseñó unas alas para volverte a levantar.
¿Tienes historias sobre Montería?
Comparte tus experiencias o perspectivas únicas en forma de historias y forma parte de nuestra narrativa, únete a nuestro equipo de creadores de contenido y contribuye a dar forma nuestra cultura raizal.