Jazz Chisholm Jr. explica su decepcionante participación en el Home Run Derby

El tercera base de los New York Yankees tuvo una actuación para el olvido en el máximo evento de cuadrangulares en Grandes Ligas  Leer

15/07/2025

16:30
CDT

Entre los highlights de la noche en el Home Run Derby, además de los imponentes batazos, multitud rugiente y espectáculo bajo luces, otro factor que destacó en el evento de cuadrangulares fue la pobre representación de algunos jugadores como Jazz Chisholm Jr., tercera base de los Yankees que se fue decepcionado a casa.

Conocido por su estilo, carisma y juego impredecible, Chisholm llegó al derbi de jonrones con tacos inspirados en Demon Slayer, un bate llamativo de la última colaboración de anime de la MLB y su habitual estilo. Pero lo que siguió fue algo que ni los fanáticos más acérrimos vieron venir.

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Cuando se le preguntó si volvería a participar el año que viene. «Si consigo más de 20 jonrones para la mitad del año que viene, lo volveré a hacer e intentaré conectar jonrones», respondió. Así mismo, añadió que «no es que no intentara conectar jonrones. Intentaba mantener mi swing en lugar de simplemente intentar batear todo al aire».

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Apenas tres jonrones. Sí, solo tres. En una exhibición diseñada para que los bateadores brillen, el bate de Chisholm se quedó en silencio. Sin duda, fue un giro sorprendente, uno que no estaba a la altura de la energía que trajo al estadio. Pero si algo sabemos de él, es que podemos esperar lo inesperado.

Para continuar continuar con lo más llamativo del evento, la noche sin duda perteneció a Cal Raleigh de Seattle, quien ganó su primer Derbi de Jonrones del Juego de Estrellas después de liderar las Grandes Ligas en vuelacercas antes del receso, derrotando a Junior Caminero de Tampa Bay 18-15 en la ronda final el lunes por la noche.

El emergente toletero de los Marineros, apodado Big Dumper, avanzó desde la primera ronda en un desempate por menos de una pulgada sobre Brent Rooker de los Atléticos, luego ganó su semifinal 19-13 sobre Oneil Cruz de Pittsburgh, cuyo batazo de 513 pies en la primera ronda sobre los asientos del jardín entre derecho y central del Truist Park fue el más largo de la noche.

  


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