Mookie Betts y su pequeño hijo derriten a Dodger Stadium con un entrañable primer lanzamiento

No es desconocida para nadie la gran influencia que tiene Mookie Betts en los Dodgers de Los Ángeles, así como el gran peso que su juego tiene en la novena campeona de la temporada pasada, y por esa razón es que el equipo decidió darle una noche especial al jugador que en últimas fechas experimentó un severo cuadro de deshidratación por no poder retener alimentos en su cuerpo.

Los Dodgers consagraron la noche del pasado martes a su shortstop estelar, el gran Mookie Betts, quien estrenó su propio ‘bobblehead‘ el día en que se abrió la serie de tres juegos contra los Oakland Athletics, lamentablemente lo que comenzó con un gran momento antes del partido, terminó con un marcador de escándalo para los angelinos en el coloso de Chavez Ravine.

Y fue la fanaticada que se dio cita en Dodger Stadium la que pudo disfrutar de un momento muy bello con Kaj, el hijo de dos años del pelotero con su esposa Briana Hammonds, quien fue el encargado de lanzar la primera bola, no sin antes juguetear en el infield, perseguido por su hermana Kynlee y por su propia madre, quien finalmente lo llevó cerca de home para hacer el lanzamiento, que completó sin problemas para después ser tomado en brazos por su orgulloso padre, haciendo que todos se derritieran de amor en el estadio.

Betts no pudo ayudar a los Dodgers a conseguir reponerse de una desventaja temprana en el tercer inning, que empeoró en el quinto y se agudizó al final hasta llegar a 11 carreras por sólo una de los angelinos, en una paliza inclemente por parte de los A’s que por el momento juegan como locales en Sacramento, a la espera de poderse trasladar a Las Vegas, su nueva casa.

A pesar de la paliza recibida, los Dodgers siguen teniendo el segundo mejor récord en casa (15-4) de la liga, tan sólo detrás de los New York Mets, y Mookie presume un .267 de porcentaje con seis palos de vuelta entera y 25 impulsadas en 39 encuentros de los 42 jugados hasta ahora por su equipo.