El mundo del entretenimiento y la lucha libre está de luto tras la muerte de Terry Gene Bollea, mejor conocido como Hulk Hogan, quien falleció a los 71 años en su residencia de Clearwater, Florida. Según reportó el medio especializado TMZ Sports, el legendario exluchador de la WWE sufrió un infarto que, a pesar de recibir atención médica inmediata en un hospital local, resultó fatal.
Hogan, una de las figuras más emblemáticas de la lucha libre profesional en las décadas de los 80 y 90, había enfrentado diversos problemas de salud en los últimos años. En mayo fue sometido a una cirugía de cuello, lo que desató especulaciones sobre su estado, algunas de las cuales fueron desmentidas por su esposa, Sky, quien negó categóricamente que el exluchador estuviera en coma. En entrevistas previas, Hogan había hablado abiertamente sobre sus batallas contra el dolor crónico y la dependencia a los analgésicos, producto de una carrera marcada por constantes lesiones.
Durante su vida, Bollea pasó por más de 25 procedimientos quirúrgicos, incluyendo múltiples operaciones de espalda, intervenciones en rodillas, caderas y hombros, además de tratamientos faciales debido a daños sufridos en el cuadrilátero. Su legado no solo se consolidó en la WWE, sino también en la cultura popular, donde su figura trascendió generaciones. Su muerte marca el fin de una era para millones de fanáticos que crecieron viéndolo levantar cinturones y agitar multitudes al grito de “Hulkamania”.
