Por: Fernando Luis Castellar Doria
Imagina que por un momento en tu vida tienes el control de decidir lo que quieres que suceda, basándote en gran medida en evitar esos momentos que te apartan de lo que eres, esos que no queremos que sucedan, esos que te llevan al desequilibrio físico y emocional, los que de alguna u otra manera te hacen pensar que tu vida llegó a un final, tanto que logras desaparecer y perder tu brillo, tu esencia, tu naturaleza; pierdes eso que hay en ti, que solo tú conoces, logras perder el control de ti mismo y, a pesar de los primeros intentos que hagas para detenerlo, necesitarás una, dos, tres y más veces para poder salir de eso que tanto queremos evitar.
Quizá logres imaginar que no es justo que la vida nos coloque en esas situaciones, y quizá tengas razón, si es un poco injusto tener que vivir incluso momentos que jamás pasarían por tu mente, pero, una vez que suceden, aprendemos a valorar lo necesario que se vuelven en nuestra vida dichos momentos. No busco entender y que tú entiendas que estaremos preparados para atravesar este tipo de dificultades, tampoco que entendamos el miedo que nos generan; a veces solo no tendremos la capacidad para afrontarlos desde un inicio.
Habrá unos que nos costarán más que otros, pero la verdad es que no podemos vivir con esta imaginación, porque esto es una realidad. Estamos destinados, como seres humanos que somos, a enfrentarnos a momentos que nos destruirán, nos harán daño, y quizá llegarás a pensar: «No puedo con esto». Aún así, de lo que sí estamos preparados es de salir de ellos y poder reiniciar y volver a empezar, con la diferencia de que ahora sabrás lo que en verdad la vida te muestra. No busques respuesta, no busques entender todo; hay cosas que no están bajo tu control, ni siquiera tendrás la oportunidad todas las veces de saber por qué sucedió. Tú solo continúa y date esa nueva oportunidad de seguir intentando, de continuar incluso con todo lo que suceda. Nadie dijo alguna vez que todo sería perfecto. Lo perfecto es que aprendas que, para vivir y para ser mejor, debes convivir constantemente con estas dificultades.
Tú solo recuerda lo que eres y la persona que quieres ser; no importa lo que te suceda, lo que tú eres lo tienes por dentro. Te van a querer destruir, acabar, dañar, pero tú saldrás de todo, aprenderás y tendrás una nueva oportunidad para continuar. No importa cuánto pierdas en el camino, no importan las adversidades y no importa cuántas realidades duras te toque vivir. Levántate y sonríe; lo que está destinado a ser para ti, seguirá o volverá, solo aprende a dar el significado suficiente al tiempo. Recuerda, no todo se debe solucionar en el momento en el que tú quieres; ten paciencia. Al final lo podrás resolver.
