Lo que comenzó como un caso emblemático de violencia de género ha dado un inesperado giro. María José Pérez Correa, la joven abogada que en diciembre de 2024 denunció una brutal agresión por parte de su pareja, Joel González Salgado, cambió su versión en plena audiencia de imputación. Contrario a las declaraciones que se conocieron inicialmente, asegurando que nunca fue golpeada con un bate y que las lesiones sufridas fueron producto de un accidente al chocar contra una mesa. También afirmó que sus palabras anteriores no reflejaban plenamente su voluntad y que no autorizó su difusión.
La víctima, quien en su momento aseguró haber vivido “el momento más doloroso” de su vida, ahora sostiene que nunca estuvo en riesgo de muerte y que su agresor no representa un peligro para ella ni para la sociedad. Asegura que González siempre fue un hombre atento y respetuoso, que le pidió perdón tras los hechos y que ella decidió perdonarlo. Según su testimonio, algunas declaraciones atribuidas a ella fueron motivadas por terceros y asegura no tener secuelas físicas ni pruebas de una agresión con el objeto que inicialmente fue mencionado.
Pese a este sorprendente viraje, la Fiscalía mantiene su acusación por tentativa de feminicidio agravado y pedirá medida de aseguramiento intramural para González, detenido el pasado 16 de abril en Medellín. La próxima audiencia, programada para el 2 de mayo, será clave para definir si el proceso judicial sigue el curso previsto o se transforma por completo. Mientras tanto, Montería sigue expectante y la opinión pública dividida frente a un caso que ha expuesto las complejidades de la violencia de género y sus consecuencias judiciales.
