Una fuerte polémica se desató tras el partido de Eliminatorias entre Venezuela y Bolivia, luego de que el régimen de Nicolás Maduro impidiera la salida del vuelo chárter que debía trasladar de regreso a la selección boliviana desde el aeropuerto de Maturín. Sin explicación oficial, los jugadores y el cuerpo técnico fueron obligados a abandonar el aeropuerto cerca de la medianoche y regresar al hotel, permaneciendo varados hasta altas horas de la madrugada.
Según informó la Federación Boliviana de Fútbol, la delegación contaba con toda la documentación y permisos requeridos para salir del país, pero las autoridades aeroportuarias venezolanas negaron la autorización de despegue. Voceros como el director técnico Óscar Villegas y el encargado de seguridad Harold Howard señalaron que ya preveían posibles obstáculos, calificando la situación como un acto hostil que afectó la planificación física y logística del equipo, que tenía previsto entrenar el mismo día de su retorno.
El incidente generó malestar en la dirigencia deportiva y en sectores diplomáticos bolivianos, que exigieron respuestas inmediatas frente a lo que consideran un nuevo atropello del régimen venezolano. El contexto se vuelve aún más tenso considerando que Bolivia compite con Venezuela por el último cupo al repechaje, y que el partido fue reprogramado a último momento. La situación alimenta sospechas de intencionalidad política y deportiva, en medio de un ambiente de creciente desconfianza internacional hacia el gobierno de Maduro.
