La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una alerta ante el aumento de casos de COVID-19 en varias regiones del mundo, impulsado por la propagación de una nueva variante denominada NB.1.8.1. Esta cepa, actualmente clasificada como «en seguimiento», ha ganado presencia especialmente en el Mediterráneo oriental, el Sudeste Asiático y el Pacífico occidental. En Estados Unidos, fue detectada en viajeros que llegaron a California, Washington, Virginia y Nueva York.
Según la OMS, la NB.1.8.1 representaba el 10,7 % de las secuencias genéticas globales reportadas a mediados de mayo, frente al 2,5 % registrado apenas un mes antes. Aunque el número total de casos sigue siendo moderado, el crecimiento sostenido de esta variante ha motivado una vigilancia más estricta por parte de los organismos internacionales. En Asia, particularmente en Hong Kong y China, ya es la cepa predominante. No obstante, no se ha evidenciado que esta variante cause una enfermedad más grave que otras.
A pesar de esta expansión, la OMS sostiene que el riesgo global para la salud pública sigue siendo bajo y que las vacunas actuales continúan ofreciendo protección. Sin embargo, la decisión del gobierno de EE. UU. de dejar de recomendar la vacunación contra el COVID-19 para niños sanos y mujeres embarazadas ha generado controversia entre expertos. Frente a este panorama, las autoridades sanitarias hacen un llamado a mantener la vigilancia epidemiológica y la cooperación internacional para anticiparse a posibles cambios en la evolución del virus.
