Desde China, el presidente Gustavo Petro defendió la decisión del Gobierno colombiano de otorgar asilo político al expresidente panameño Ricardo Martinelli, condenado por corrupción en su país. “Colombia ha sido tierra de asilo, un derecho universal”, afirmó el mandatario, al señalar que este beneficio no debe estar condicionado por la ideología o el pasado político del solicitante. La llegada de Martinelli a Bogotá, confirmada el 10 de mayo, ha generado controversia tanto en Colombia como en Panamá.
Petro explicó que, más allá del caso específico, la decisión responde a la tradición humanitaria de Colombia y a la intención de fortalecer los lazos políticos y comerciales con Panamá. Incluso propuso la idea de una eventual «confederación de naciones» entre ambos países, destacando el papel histórico y geográfico de la región. Esta posición ha sido duramente cuestionada por sectores que recuerdan las críticas que el mismo Petro hizo contra Martinelli en el pasado.
La Cancillería colombiana, por su parte, sostuvo que la medida se ampara en el principio de protección a personas perseguidas por razones políticas. Martinelli agradeció públicamente al Gobierno colombiano, mientras el Ejecutivo panameño expresó su rechazo, señalando que el asilo impide que el exmandatario cumpla su condena judicial. La polémica revive tensiones históricas entre ambas naciones y reabre el debate sobre la coherencia del discurso político.
