La tragedia en el centro de Texas sigue en aumento. Las autoridades confirmaron este lunes que el número de fallecidos por las fuertes inundaciones se elevó a 82 personas, mientras que al menos 41 continúan desaparecidas. El condado de Kerr concentra la mayor parte de las víctimas, incluyendo 28 menores de edad que participaban en un campamento de verano en la ribera del río Guadalupe, el cual se desbordó con fuerza repentina el pasado 4 de julio.
Los equipos de rescate han intensificado las labores de búsqueda en medio de condiciones extremas, con escombros y crecidas repentinas que dificultan el acceso a zonas críticas. Entre los desaparecidos se encuentra el jefe de bomberos voluntarios de Marble Falls, Michael Phillips, arrastrado por las aguas mientras respondía a una emergencia. Hasta el momento, se han realizado más de 60 rescates en los condados afectados, y se mantiene la alerta por nuevas lluvias intensas.
A la par de la emergencia, crecen las críticas hacia las autoridades locales por no haber implementado un sistema de alerta por inundaciones a pesar de múltiples advertencias previas. Mientras tanto, desde el Gobierno federal se insiste en que las alertas meteorológicas se emitieron oportunamente, aunque los recortes en el Servicio Meteorológico y los planes para desmontar la FEMA han desatado una ola de preocupación sobre la preparación del país ante desastres naturales cada vez más frecuentes e intensos.
