Una tarde de caos se vivió en el corazón de Manhattan cuando un hombre armado abrió fuego desde un rascacielos ubicado en 345 Park Avenue, entre las calles East 51 y 52, dejando al menos seis personas heridas, entre ellas un agente de policía.
Según reportes preliminares, el atacante portaba un rifle semiautomático y un chaleco antibalas, y disparó desde una oficina en el edificio que alberga sedes de empresas como Blackstone, KPMG y la NFL. La Policía de Nueva York (NYPD) activó una movilización de nivel 3, desplegando unidades de contraterrorismo y un escuadrón antibombas.
El alcalde Eric Adams instó a los ciudadanos a evitar la zona y extremar precauciones. El FBI también se sumó al operativo, calificando el lugar como una “escena activa del crimen”. Testigos reportaron haber escuchado múltiples disparos y observaron a oficiales asistiendo a heridos en la vía pública.
Hasta el momento, el tirador permanece activo dentro del edificio, y las autoridades no han confirmado su identidad ni si se trata de un acto terrorista. La zona permanece acordonada y el acceso está restringido, con numerosas ambulancias y patrullas en el área.
Este incidente se suma a una preocupante serie de tiroteos en espacios públicos en EE. UU., reavivando el debate sobre el control de armas y la seguridad en zonas urbanas densamente pobladas.
