Tragedia en Villa Crespo: un caso de salud mental devastador

La aparente masacre familiar ocurrida en Villa Crespo, donde Laura Leguizamón es la principal sospechosa de asesinar a su esposo, Adrián Seltzer, y a sus dos hijos, Ian e Ivo, antes de quitarse la vida, ha reabierto el debate sobre las enfermedades mentales. La investigación se centra en la posibilidad de que Leguizamón padeciera el
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La aparente masacre familiar ocurrida en Villa Crespo, donde Laura Leguizamón es la principal sospechosa de asesinar a su esposo, Adrián Seltzer, y a sus dos hijos, Ian e Ivo, antes de quitarse la vida, ha reabierto el debate sobre las enfermedades mentales. La investigación se centra en la posibilidad de que Leguizamón padeciera el síndrome de Amok, un trastorno raro caracterizado por un episodio de violencia repentina y descontrolada, seguido de amnesia o agotamiento, y a menudo, comportamiento autodestructivo. Este trágico suceso ha dejado a la comunidad conmocionada, especialmente a los vecinos y a la empleada doméstica de la familia, quien encontró los cuerpos, y ha generado una profunda angustia en el entorno escolar de los menores.

Las pesquisas iniciales, a cargo del fiscal César Troncoso, apuntan a un triple homicidio seguido de suicidio. Se encontraron en el departamento medicamentos psiquiátricos, y el psiquiatra de Laura Leguizamón confirmó que estaba bajo tratamiento, incluso se consideró la internación en un hospital, una recomendación que ella habría rechazado. La reconstrucción de los hechos sugiere una secuencia devastadora: Adrián Seltzer habría sido la primera víctima, apuñalado en la cama sin signos de defensa. Luego, los hijos, Ivo e Ian, habrían intentado resistirse, presentando múltiples heridas defensivas antes de ser ultimados.

El cuerpo de Laura Leguizamón fue hallado en el baño, pero los peritos indican que, tras los asesinatos, regresó al dormitorio principal y se apuñaló junto al cuerpo de su esposo, arrastrándose luego al baño donde finalmente murió desangrada. La autopsia confirmó que las heridas eran auto-infligidas, coherentes con un suicidio. La escena del crimen, junto con los testimonios de allegados que notaron un cambio en su comportamiento semanas antes del suceso, sugiere que la mujer habría actuado en medio de un brote psicótico. La comunidad y las familias afectadas se preparan para dar el último adiós, mientras la investigación busca desentrañar los motivos detrás de esta incomprensible tragedia que subraya la urgencia de abordar la salud mental en la sociedad.

  


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