La trágica muerte con sólo 43 años de un exjugador de la MLB viendo jugar a su hijo

El Stearns Champions Park de Long Beach, California, atestiguó el crecimiento y desarrollo profesional del exbeisbolista profesional Sean Burroughs, quien creció, jugó y se divirtió allí. Pero también su propia muerte, acaecida el pasado jueves 9 de mayo, pasadas las 5 de la tarde, según datos del médico forense del condado de Los Ángeles.

Burroughs falleció trágicamente en el estacionamiento del parque donde era asistente del entrenador de un equipo de la Liga Pequeña de Long Beach, en el que milita Knox, su hijo de seis años. El Departamento de Bomberos de Long Beach acudió al parque para atender un llamado de emergencia sobre la existencia de una persona en paro cardíaco: «Hicimos todas nuestras medidas para salvar su vida, pero no tuvimos éxito», dijo el oficial de información pública Brian Fisk.

Burroughs fue declarado muerto en el lugar, aunque la causa de la muerte no ha sido confirmada tras practicársele a su cuerpo la necropsia de ley.

«Con gran pesar escribo este mensaje para informarles que ayer por la tarde uno de nuestros entrenadores, Sean Burroughs, falleció trágicamente«, escribió Doug Wittman, presidente de la Liga Pequeña de Long Beach, en un comunicado.

Burroughs, de 43 años, fue dos veces campeón de la Serie Mundial de Pequeñas Ligas, ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 con el representativo estadounidense entrenado por Tom Lasorda, y tuvo una corta carrera en las Ligas Mayores de 1998 a 2005, misma que fue interrumpida por el abuso de sustancias.

Los San Diego Padres reclutaron a Burroughs en la novena selección en la primera ronda del draft de la MLB de 1998 y así comenzó su andanza en la Gran Carpa, donde bateó para .278, con 12 palos de vuelta entera y 143 carreras impulsadas en la ruta con los Padres, los Tampa Bay Rays, los Arizona Diamondbacks y los Minnesota Twins.