Tras 19 días de restricciones impuestas por el Frente de Guerra Darío Ramírez Castro, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) levantó el bloqueo armado que mantenía incomunicadas a las comunidades del sur de Bolívar, afectando a cerca de siete mil habitantes con confinamiento y desplazamiento forzoso.
El gobernador de Bolívar, Yamil Arana, confirmó el 6 de agosto el fin de la medida, impuesta desde el 25 de julio, y expresó su respaldo a la población. “No están solos, Colombia entera está con nosotros”, afirmó el mandatario.
La decisión del grupo subversivo fue resultado de diálogos directos con las comunidades, en los que la Iglesia católica tuvo un papel determinante como mediadora. El párroco de Santa Rosa del Sur, Lewis Gómez, junto con la Comisión Comunitaria de Paz y Reconciliación, lideró conversaciones y promovió movilizaciones en el casco urbano, corregimientos y veredas, lo que finalmente llevó a que el ELN anunciara el levantamiento del bloqueo el 7 de agosto a las seis de la tarde.
De inmediato, la Gobernación desplegó jornadas de ayuda humanitaria, entregando quince toneladas de alimentos y medicinas a las familias que enfrentaron serias dificultades de abastecimiento durante el confinamiento.
Sin embargo, mientras el sur de Bolívar recupera la calma, el ELN mantiene acciones violentas en otras regiones. En el Pacífico, la gobernadora de Chocó, Nubia Carolina Córdoba, denunció que alrededor de cuarenta guerrilleros atacaron la cabecera municipal de Sipí desde la noche del jueves, generando preocupación por la persistencia del accionar armado en el país.
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