Kiké Hernández firma una triple hazaña en Grandes Ligas: anota, defiende y lanza sin permitir carreras en un solo juego

En un juego que parecía rutinario, Enrique «Kiké» Hernández convirtió su aparición desde la banca en un episodio memorable de las Grandes Ligas. El puertorriqueño logró una combinación jamás registrada en la era moderna: anotar múltiples carreras, defender varias posiciones y lanzar una entrada sin permitir anotaciones, todo en una misma noche… y sin haber sido titular.

Este logro, conseguido en la abultada victoria de los Dodgers sobre los Marlins (15-2), no solo resaltó la versatilidad del utility boricua, sino que también lo posicionó como un símbolo de entrega y adaptación dentro del diamante. Su actuación, inesperada y completa, lo distinguió incluso entre figuras como su compañero Shohei Ohtani, el jugador bidireccional más destacado de la actualidad.

El partido de Hernández comenzó discretamente: ingresó en la séptima entrada como reemplazo defensivo, pero rápidamente se hizo sentir. En sus dos turnos al bate, conectó un hit y negoció una base por bolas, logrando cruzar el plato en ambas ocasiones. Esos aportes ofensivos cimentaron la cómoda ventaja angelina, demostrando su valor como pieza de impacto inmediato.

No solo aportó con el madero. Desde el guante, Kiké se desempeñó con eficiencia en múltiples posiciones defensivas, reflejando su capacidad de adaptarse con naturalidad donde se le necesite. Esa flexibilidad táctica lo convierte en una herramienta clave para el cuerpo técnico de los Dodgers, capaz de cambiar el curso de un juego desde cualquier rincón del campo.

Con la victoria asegurada, el mánager Dave Roberts decidió encomendarle el último episodio del juego. Hernández subió al montículo con su usual carisma y, aunque permitió dos infield hits, no permitió que nadie pisara el home. Así, cerró la novena entrada con cero carreras en contra y selló su jornada perfecta desde todos los ángulos del juego.

Este tipo de intervenciones no son completamente nuevas para Kiké, quien ya ha tenido otras apariciones como lanzador en situaciones similares. Sin embargo, ninguna tan significativa como esta: lanzar sin recibir daño en una noche donde ya había anotado dos veces y defendido múltiples posiciones, todo desde el banco, lo convierte en un caso excepcional en la historia reciente del béisbol.