La migración como acto de resistencia y creación: Miguel Pitalúa, un cordobés en Bruselas

Desde Europa, Miguel presenta ‘Sonidos migrantes’, una apuesta audiovisual que documenta cómo la música acompaña, transforma y resiste en los procesos migratorios.
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Por Ana Paola Martínez de la Ossa, periodista

Miguel Pitalúa llegó a Bélgica en 2022, proveniente de Lorica, Córdoba, donde realizaba cine comunitario. Desde 2015 había desarrollado producciones centradas en temas sociales como la salvaguarda de la identidad cultural, las víctimas del conflicto armado, el desplazamiento forzado y el arte como forma de resistencia en los territorios. Uno de los últimos proyectos audiovisuales en los que participó antes de salir de Colombia fue el documental ‘La tierra es pa’ quien la trabaja’, una producción de ‘Sinú Audiovisual’ en coproducción con ‘Historias en Kilómetros’, que busca aportar a la reivindicación de los derechos humanos de los campesinos, especialmente en el contexto de la lucha por el acceso a la tierra.

Otra iniciativa que Miguel impulsó antes de emigrar fue ‘Sinú Audiovisual’, un proyecto enfocado en la producción de cine comunitario para la defensa de los derechos de los pueblos y comunidades vulnerables. A través de espacios de resistencia cultural y solidaridad, los participantes crean contenidos que reflejan sus historias y realidades, y que funcionan, además, como herramientas para exigir sus derechos.

Llegó a Bruselas a finales de 2022 para iniciar su proceso de asilo. La primera escala de ese largo viaje —que ya supera los dos años— comenzó en Petit Château, un centro de acogida para refugiados en Bruselas. Un lugar que, de entrada, asegura Miguel, parece un castillo; pero en su interior es otro mundo: denso e inexplorado para quien nunca ha salido de su terruño y para quien, como muchos colombianos, debe irse al ver amenazada su integridad por fomentar la cultura de paz a través de su arte.

Y es que para este cordobés, el arte es el impulso que sostiene su resistencia. Desde Lorica hasta Bruselas, la música y el cine han contribuido a preservar sus raíces y a tejer vínculos con otras historias que también buscan resistir a través de esos “sonidos migrantes”. Su recorrido confirma que la cultura es una llave: abre caminos a quienes parten y los mantiene ligados a la tierra que nunca abandonan del todo.

¿Cómo ha sido la vida de Miguel desde entonces? ¿Qué pasó con la música y con el cine? ¿Cómo migrar ha conectado a este artista cordobés con su esencia?

Al migrar se experimenta cierto tipo de duelo, muy personal y distinto, ¿cómo ha sido en tu caso?

Ha sido un proceso gratificante. Estoy agradecido con la vida y con Dios por estar acá. Por supuesto, es un proceso con altibajos. En esta travesía, la depresión y la ansiedad siempre están al acecho. La primera vez que experimenté algo así fue un año después de haber migrado. La segunda vez fue el tercer diciembre sin mi familia. Me vi a mí mismo rodeado de amigos, sin mis padres, y caí en un hueco existencial inevitable, tratando de dar respuesta a la gran pregunta: ¿Qué estoy haciendo aquí?

¿Qué ha facilitado que ya sean casi tres años en Bélgica y que hoy puedas decir que aspiras a más?

La capacidad del arte nos permite siempre viajar, mutar, migrar. En mi caso, primero como publicista, porque esa es mi profesión; después como cineasta y luego como músico. Pero sin duda, la migración me ha permitido conocer amigos, quienes me guían mostrando el camino que ya recorrieron. Y cada encuentro con esos amigos, provenientes de distintos países, hace que podamos volver a nuestras raíces.

Lejos de casa, un tamal de Guatemala y una empanada de Colombia en la misma mesa nos hacen sentir a todos en el calor del hogar. Lo mismo sucede con los sonidos, con las palabras, con la esencia que llevamos con nosotros.

¿Y tu tierra?

Siento que ahora amo más a Lorica. Me siento más latinoamericano que nunca. Por ejemplo, tengo amigos de Siria, y les he mostrado fotos del mercado público de Lorica, y eso les parece conocido, cercano, parecido a ellos. Yo me siento orgulloso de decir que de ahí soy yo.

¿Recuerdas cómo fue la despedida con tu madre?

Mi mamá me dio la sonrisa más grande que yo le haya visto jamás. Ella tiene Parkinson y reírse es una de las cosas que, afortunadamente, aún puede hacer con facilidad. Después supe, por mi papá, que la sonrisa era porque ella pensaba que yo volvería a Colombia en tres meses, pero los tres meses se han convertido en años. Ahora mi padre y mi madre tienen claro que mi estancia aquí en Bruselas es indefinida y están felices acompañándome a distancia en mi proceso.

¿En qué momento después de llegar a Europa decides sacar los equipos de la maleta y seguir haciendo música y cine?

Lo primero fue un trabajo de observación para darme cuenta de que aquí en Europa la narrativa es mucho más importante y trascendental que la factura, que el hecho de que tengas una gran cámara. Aquí quieren historias bien contadas y simples, pero que en la misma simplicidad sean profundas. Entonces empecé con algo de música con mis amigos, y eso me fue llevando a más cosas, a más personas.

Nunca me imaginé que estaría en este momento de mi vida rodando mis primeros cortos documentales en Europa, o que estaría produciendo mi disco ‘La tierra’, un homenaje al gran Máximo Jiménez. Me siento en un momento muy creativo, pero consciente de que aquí todo crece en el tiempo en el que debe crecer: la misma vida te va acomodando, vas aprendiendo, te vas conectando con la gente, con el ambiente.

¿Tus amigos y tú hacen música de resistencia?

Podría decir que sí, siempre nuestras letras y sonidos le tributan a la esencia cultural o social de donde somos. Lo bonito de la música, además, es que nunca son trabajos en solitario; siempre hay más manos, más amigos, colaboración y hermandad. Por ejemplo, tenemos un videoclip que se llama ‘Política sucia’. Para este caso, mi amigo Junio, de Guatemala, viene haciendo resistencia a través de la música. Entonces grabamos este videoclip en Bruselas y juntos pudimos hacer que se sintiera tan revolucionario como queríamos. Podría decir que ahí fue cuando me reencontré con lo que me gusta.

¿Y qué opinas de la música que se sigue haciendo desde tu tierra?

Creo que los músicos de nuestra tierra tienen un tremendo valor en sus manos. Yo he visto tanta emoción cuando tocamos las cosas nuestras, las de nuestros orígenes, que me cuesta creer que aún se piense que renunciar a nuestra esencia es una alternativa. A los artistas de mi tierra el mundo les está esperando. Créeme que aquí están esperando por esos sonidos auténticos. Yo solo puedo decir que lo nuestro aquí tiene un gran valor. Si pudieras darle un mensaje, sería: Vengan con todo, con su maleta cargada de gritos campesinos, de historias de Raúl Gómez Jattin, de David Sánchez Juliao, de Manuel Zapata Olivella. La cultura es una llave poderosa.

¿En qué proyecto estás enfocado ahora?

Una de las más recientes iniciativas es ‘Sonidos migrantes’: un viaje sonoro que explora cómo la música guarda las raíces de quienes migran. Le pusimos el corazón: lo grabamos entre Guatemala, Francia y Bélgica.

La música para mí siempre ha trascendido lo comercial y yo no hago música para ser famoso; yo hago música para ser feliz, o como diría David Sánchez Juliao: “Escribo para que la muerte no tenga la última palabra”. En estos momentos me encuentro trabajando en un EP musical aquí en Bruselas, el homenaje a Máximo Jiménez, el ‘Indio Sinuano’. Es un proyecto en el que tengo muchas expectativas y he puesto alma y corazón. También rodé un videoclip en París.

Ahora mismo me estoy preparando para el lanzamiento de la canción ‘La tierra, que está en proceso de postproducción. Ya la hemos tocado en versiones acústicas aquí en Bélgica y hemos conectado increíblemente con la gente. Habla del río, de María Varilla, de la felicidad.

“…Aunque lejos esté, yo quiero volver a mi tierra linda, donde un día mi alma se echó a correr, donde nace el sol y suena el trombón. Ay, mira mi vida, tú eres la tierra que quiero”.

Instagram: @mikepitalua

Facebook y YouTube: Mike Pitalua

Laboratorio audiovisual de cine comunitario: @sinu_audiovisual

  


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