Hernando Camer Domínguez, un soldado colombiano de 33 años originario de Montelíbano, Córdoba, se ha sumado a las filas de voluntarios extranjeros que combaten en Ucrania, en medio del prolongado conflicto con Rusia. Su testimonio desde la línea de fuego refleja las difíciles decisiones que enfrentan algunos colombianos ante la falta de oportunidades en su país natal.
Lucha de soldados en Ucrania
“Muchos estamos acá por falta de oportunidades en Colombia. Algunos venimos y no regresamos. Lo más duro es ver morir a los compañeros en la línea de fuego”, afirmó el soldado Camer en una entrevista desde el frente de batalla.
El soldado relató que su travesía hacia Ucrania comenzó con una inversión cercana a los siete millones de pesos, que cubren los gastos de viaje desde Colombia hasta Estambul (Turquía), y de ahí por tierra hasta Polonia y finalmente a territorio ucraniano.
Camer no es el único colombiano en la guerra. Según él, otros compatriotas también han optado por enrolarse como voluntarios ante la imposibilidad de conseguir empleo digno en su país. Su decisión, aunque arriesgada, representa un acto de supervivencia y búsqueda de un futuro mejor, aunque sea en medio de la guerra.
Desde Córdoba, su familia sigue con preocupación su situación, mientras en Colombia crece el debate sobre los jóvenes que, empujados por la pobreza o la falta de oportunidades, terminan buscando en el extranjero una salida, incluso en escenarios tan extremos como un conflicto armado.
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